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Alberto Míguez

Reconvertir, pero en serio

Es lógico que los dirigentes de la Unión Europea se pongan nerviosos cuando el ministro de Agricultura, Arias Cañete, les presenta una evaluación de lo que puede costarle la reconversión de la flota pesquera española afectada por el fracaso de las negociaciones con Marruecos. La cifra ronda los 90.000 millones de pesetas y entre pitos y flautas podría rozar los cien mil. No es moco de pavo.

Pero esta cantidad se justificaría plenamente si de verdad sirviera para salvar el empleo en las tres zonas más afectadas (costa gaditana, península gallega de Morrazo y Canarias) y, sobre todo, si permitiera que la operación acabase de una vez con la sumisión humillante a la que Marruecos sometió durante muchos años a los marineros españoles, los más pobres y vulnerables.

La pesca condicionó las relaciones de Marruecos con España y ambos países deseaban “desardinizarlas”, como dijo el ministro de Exteriores de aquel país, tal vez con la boca pequeña. A España le interesa eso y urgentemente además. No es seguro sin embargo que a Marruecos le convenga. Y eso explicaría por qué desde hace días el gobierno del socialista Yussufi está enviando mensajes subliminales sobre la posibilidad de reanudar las negociaciones con la Unión Europea y de llegar a un acuerdo.

Es una trampilla graciosa la del primer ministro marroquí, pero no cuela porque las autoridades comunitarias –y las españolas– están hasta el gorro del chalaneo y regateo con que suelen adobar nuestros amables vecinos del Sur cualquier negociación.

Lo único que cabe pedir a quienes deberán encargarse de la magna maniobra de reconversión es que ésta se haga en serio y se someta a una vigilancia muy estricta. En otras palabras: que se evite el espectáculo de hace años cuando se desguazaba una parte de la flota artesanal (y se cobraba por ello) para comprar acto seguido nuevos o viejos barcos que sustituyeran a los dados de baja. Sería tremendo que la picaresca hispánica desacreditara una operación tan urgente como necesaria porque al cabo de unos años estaríamos en las mismas que ahora. Pan para hoy y hambre para mañana.

La reconversión debería haberse hecho hace muchos años. Ahora es indeclinable por muy costosa que parezca.

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