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Ignacio Villa

En el país de las maravillas

Después de haber escuchado con detenimiento las explicaciones de la ministra de sanidad, Celia Villalobos, tras el Consejo de Ministros, lo único que se puede hacer es exclamar: ¡En menudo jardín se ha metido el Gobierno!

No voy a entrar en el fondo científico de la polémica. Ahora no es la cuestión. Lo que nos ocupa es otra historia, la poca sensibilidad política y la poca coordinación de este Gobierno para afrontar esta crisis provocada por ellos mismos. Después de observar al ministro Portavoz y la ministra de Sanidad la primera apreciación es que en este Gobierno cada uno va por su cuenta.

La ministra, haya sido correcta o no su actuación, ofrece la impresión de que va por libre. Primero actúa, después informa. El Gobierno Aznar no está para recibir estos “regalitos” para la polémica. Suficiente tiene, como para buscarse más problemas. En esta ocasión no han existido ni exageraciones de la prensa, ni serpientes de verano. En esta ocasión ha sido la ministra de Sanidad la que no ha consultado ni con el Vicepresidente Rajoy, ni con el ministro Portavoz para elaborar una estrategia mediática para abordar esta cuestión.

Antes de tomar ninguna medida hay que sentarse, calibrar la dimensión de las decisiones y coordinar los esfuerzos de todo un Gobierno, que en teoría es un equipo. No es un conjunto de ministros libre e independientes.

Este Gobierno no tiene quién organice su trabajo. El Vicepresidente Rajoy no lo hace y tampoco quiere “soltar” esa función entre sus competencias. La política informativa no ha existido. Y la coordinación entre Ministerios es una quimera. Es más, con polémicas como esta queda en evidencia la mala relación existente entre los distintos miembros del Ejecutivo. Vicepresidencia, Agricultura, Sanidad, Exteriores y Portavoz deberían de haber coordinado sus esfuerzos y no hacer cada uno la guerra por su cuenta.

Además, en esta ocasión, existe un agravante, la polémica la ha suscitado el propio Gobierno. No ha sido una tormenta desencadenada desde la oposición o desde los medios de comunicación. Ha sido el Gobierno quien ha montado la “fiesta”. Y ahora, nos quiere hacer creer que vivimos en el país de las maravillas. Nada más lejos de la realidad.


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