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Mientras Del Bosque parece haber resuelto con relativo éxito la ecuación de Zidane, Rexach es un hombre atormentado por la presencia en su plantilla de un buen futbolista como Javier Saviola. Conocedor de la que se avecinaba, fue precisamente un informe suyo el que desechó la posibilidad de fichar a Riquelme sin antes prescindir de Rivaldo. No existe ningún precepto que impida alinear al mismo tiempo a Kluivert, Saviola, Riquelme y Rivaldo, pero a Rexach se le habrían planteado demasiadas batallas internas al prescindir de uno sólo de ellos, un domingo cualquiera. Si el "conejo" no ha saltado aún de su madriguera es sólo porque tiene diecinueve años y porque acaba de llegar al club. Démosle tiempo.

En el Real Madrid lo tienen bien resuelto, porque a Del Bosque no se le ocurrirá jamás dejar en el banquillo a ninguno de estos jugadores: Zidane, Figo, Raúl y Roberto Carlos. Llueva o truene, ya jueguen Liga, Champions o Copa del Rey, estos cuatro son intocables. El equilibrio merengue está mínimamente garantizado porque en esa lista hay un defensa, dos centrocampistas y un sólo delantero. El quebradero de cabeza de Rexach llega porque su artillería pesada está toda arriba. Será complicado ver en acción al "tridente" por mucho que el Nou Camp clame por un fútbol ofensivo.

Tras la sorprendente eliminación copera, el problema de Saviola puede ser irresoluble. El entrenador consintió que la suplencia del argentino fuera interpretada inicialmente como un exceso de celo protector por su parte, pero esa teoría ya no cuela. Saviola pide minutos, el público quiere a Saviola (la gente siempre exige la presencia de aquel que no está en el campo), y Rexach se encuentra ahora mismo en medio de un grave conflicto existencial: darle al culé lo que quiere, o hacer lo que él piensa que es mejor para el equipo. Si los resultados deportivos no llegan ya, el problema lo resolverá Gaspart restando a Rexach y sumando a un "agradaor" que escriba la alineación al dictado.

Nunca pensé en Saviola como un problema. Antes al contrario, viéndole jugar al fútbol parece una máquina de despejar incógnitas sobre la marcha. El chaval tiene gol, es rápido, encara con facilidad e interpreta el juego con extrema generosidad hacia sus compañeros. Pero ¿a quien quita Rexach? ¿A Rivaldo? ¿A Kluivert? ¿Acaso pueden jugar los tres juntos? Lo dicho, un problema.

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