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Ignacio Villa

¡Dejen en paz la política exterior!

La visita de José Luis Rodríguez Zapatero a Marruecos, prevista para el 19 de diciembre, se ha convertido, lastimosamente, en la cuestión central del debate político nacional. Y es una polémica que, por lo que hemos visto, acaba de iniciarse.

Para empezar, la visita del líder del PSOE a nuestro “vecino del sur” no se produce en el mejor momento, más bien al contrario. Desde un punto de vista diplomático y cuando las relaciones entre Madrid y Rabat pasan uno de los peores momentos de los últimos años, no parece correcto que el secretario general del PSOE visite un país de especial relevancia en la política exterior española. Después de que Marruecos haya protagonizado sucesivos desplantes a España, no puede aparecer ahora el líder socialista como el gran salvador de la situación, como el mediador entre la dos partes, sencillamente porque Zapatero debería estar siempre de parte del Gobierno español en estas cuestiones.

Rodríguez Zapatero no ha sido oportuno con el anuncio de esta visita. No es el momento y no se dan las circunstancias. No es bueno que España ofrezca dos caras en el exterior: la oficial y la de la oposición. En momentos de crisis, la posición debe de ser única e intransferible; y el protagonismo debe recaer siempre en el Gobierno. Ejemplos de ello lo tenemos en toda Europa: Francia, Alemania o el Reino Unido consideran intocable la política exterior. Sobre este capítulo no se polemiza y nunca se utiliza políticamente.

José Luis Rodriguez Zapatero actuó con intuición cuando suspendió el viaje a Marruecos en el momento en que estalló la crisis. Pero, con el paso de las semanas, se le ha pasado el pronto y parece que alguien le ha convencido de que ese acierto lo tenía que convertir en un error, y por lo tanto ahora parece urgentísimo e imprescindible el viaje marroquí.

Pese a que está claro que Zapatero se ha equivocado, digamos también que el PP y su secretario general, Javier Arenas, no han sido oportunos al convertir este viaje en un arma arrojadiza de la política nacional. Arenas, que ha acusado de deslealtad a Zapatero, ha abierto la puerta de la polémica pública a la crisis con Marruecos, ofreciendo, de esta forma, algunas pistas de desunión que pueden ser aprovechadas por el Gobierno de Rabat.

El viaje de Zapatero es un error, un grave error. Pero también lo es polemizar en público. En todo caso, tendría que ser el Ministro de Exteriores, Josep Piqué, quien tomara cartas en el asunto. Piqué tendría que llamar a Zapatero y aclarar la situación. Pero, ¡por favor!, no convirtamos esta cuestión en una polémica partidista. Estamos torpedeando nuestra maltrecha política exterior. En esta cuestión, aunque sea sólo en esta, debemos cuidar las formas y los problemas y errores hablarlos en privado. Nos ira mejor a todos.

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