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Ignacio Villa

El peligro de la propaganda

El inicio de la presidencia española de la Unión Europea nos deja un peligro y un acierto. El peligro es la propaganda partidista, el acierto es darle prioridad a la lucha contra el terrorismo. Desde hace meses estamos recibiendo un mensaje permanente del Gobierno que resalta la importancia y la trascendencia de la presidencia española de la UE. Y, en parte, no les falta razón. Pero no estaría de más que el Ejecutivo del PP escarmiente en cabeza ajena y recupere de la hemeroteca ejemplos bien recientes. En el año 95, el Gobierno de González (en sus últimos estertores) utilizó políticamente aquellos seis meses europeos en vísperas de las elecciones generales con un resultado desastroso: pobres objetivos en la presidencia y pérdida del poder en las elecciones de marzo del 96.

Así pues, la presidencia española de la UE deberá ser un periodo comedido en la propaganda política y eficaz en la gestión europea. En la medida en que el Gobierno renuncie a la primera tendrá más éxito en la segunda. Dar prioridad a la propaganda por encima de la eficacia terminará pasando factura. En cuestiones europeas no se puede "vender el oso antes de cazarlo"; las decisiones dependen de muchos Gobiernos y, por lo tanto, alcanzar acuerdos y consensos eficaces y reales es una labor complicada que requiere mucho trabajo y discreción. En este terreno no vale la política de partido.

Esta es la tercera vez que España ejerce la presidencia de turno desde su incorporación a la Europa comunitaria, y llega en un momento crucial en la lucha contra el terrorismo. El presidente Aznar ha sabido plantear correctamente esta cuestión, internacionalizando el terrorismo de ETA y convirtiendo al terrorismo, sea cual sea, en un problema de todos. Los seis meses de presidencia española deberán servir para cimentar los importantes pasos que en este capitulo se han dado en los últimos meses: desde la unificación del concepto de terrorismo hasta la desaparición de la extradición, desde la lista de organizaciones terroristas hasta el reconocimiento de que los que colaboran con el terrorismo también son terroristas. Ciertamente, los avances que se han dado en los últimos meses han sido muy importantes, pero es ahora, con la presidencia española, cuando se debería dar el empujón final para que no pueda existir en ningún momento una vuelta a los viejos tiempos.

Hay que alabar que la lucha contra el terrorismo sea el objetivo prioritario de la presidencia española. Es un acierto que no debería empañarse por los intentos inútiles de hacer propaganda partidista. No nos podemos olvidar de que la eficacia esta reñida con la propaganda.

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