En la cuenta atrás para el Congreso del PP las calculadoras están funcionando a todas horas, y no precisamente por el cambio de euros. Echan humo entre sumas y restas sobre los posibles apoyos que Francisco Álvarez Cascos pueda recabar a favor de sus propuestas. Por el momento, las cuentas cuadran para la dirección del partido. Repetidas una y mil veces las mismas operaciones, en el cuartel general del PP piensan que es muy complicado que las dos enmiendas del ministro de Fomento reciban el treinta por ciento de los apoyos preceptivos para que puedan pasar de comisión a pleno. Por lo tanto, consideran que el “efecto Cascos” está prudentemente neutralizado y que el daño mediático que haya provocado ya está controlado.
En todo caso, la dirección popular es consciente de que el primer día de Congreso, es decir el viernes 25 de enero, las enmiendas de Cascos se van a llevar el protagonismo. Y aunque ese día el informe de gestión del secretario general intentará equilibrar la atención, se aceptan como irremediables los cinco minutos de gloria para Cascos. Pero eso sí, al mismo tiempo recuerdan que las intervenciones de Aznar, de los tres vicesecretarios y las sorpresas que tenga guardadas el presidente terminarán enterrando las díscolas enmiendas.
Además, desde la dirección del partido se ha puesto en marcha todo un mecanismo regional y provincial para que no haya problemas de última hora. No quieren sustos que puedan enturbiar el inicio del Congreso. Están recabando informaciones desde toda la estructura del partido y el primer barrido ha tranquilizado a las “huestes” de Génova-13. Las propuestas de Cascos de limitar los mandatos afectan también a decenas de concejales, alcaldes o presidentes de Diputaciones y, de rebote, a otros tantos compromisarios cuya vida política depende directamente de los primeros. Este “deseo” de huir de terremotos de nombramientos y la tendencia natural a quedarse quietos, es quizá la razón de mayor peso que lleva a la dirección del PP a pensar que la situación está sobradamente controlada.
Neutralizado el golpe de mano de Álvarez Cascos, los dirigentes del PP aguardan expectantes las posibles sorpresas que pueda madurar el presidente Aznar. De todas las posibilidades de la lista destaca una: el posible nombramiento de varios vicesecretarios. Algunos piensan, con razón, que si Aznar ha suprimido el límite es para utilizar esa posibilidad de forma inmediata, por lo que no sería descabellado que ese aumento de vicesecretarios se produzca durante el Congreso. También se podría registrar alguna novedad entre los miembros de la dirección del PP, con la inclusión de algunos apellidos con tradición política y centrista.
En resumen, calma tensa en Génova. Después de los últimos sustos, todo parece más tranquilo. Aunque la alerta sigue encendida. No quieren más problemas y nadie pone en estos momentos la mano en el fuego.
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