José Luis Rodríguez Zapatero, ha perdido el norte con su nuevo estilo de oposición. El secretario general del PSOE acaba de dar dos buenos ejemplos en materia económica de que su brújula, como si estuviera imantada, ya no marca norte, ni sur, ni nada de nada.
A Zapatero, por ejemplo, no se le ha ocurrido nada mejor que exigir más ayudas españolas para Argentina, ser mucho más generoso todavía con el país austral, al decir que el Gobierno se ha olvidado de un “pueblo hermano” y al exigir al Ejecutivo, a continuación, apoyo técnico y solidario. Para el líder socialista no cuenta, por ejemplo, los mil millones de dólares enterrados allí con el paquete de ayuda del FMI que salieron de los bolsillos de todos los españoles y que no han servido para nada excepto para engordar todavía más las cuentas bancarias en el extranjero de los corruptos políticos argentinos. Y ahora quiere que se les dé más. Podría ser, pero desde luego con ciertas condiciones y muchas garantías, y no es malo exigirlas sino que es lo mejor que se puede hacer para ayudar a Argentina, esto es, obligar a que los políticos apliquen medidas serias y ortodoxas. En cuanto al apoyo técnico, nadie del Gobierno español se lo ha negado. Otra cosa es que los argentinos prefieran apañárselas ellos mismos, o con la ayuda de esos asesores estadounidenses que tantos fracasos han cosechado en Latinoamérica y en Europa del Este.
La segunda perla de Zapatero es la del desabastecimiento energético. Por supuesto que en el debate político uno puede permitirse muchas licencias, pero no hay que ser tremendista sino realista. Y la realidad es que, en condiciones normales, España, hoy por hoy, puede atender sin problemas la demanda de electricidad. Otra cosa es cuando se producen las puntas de demanda, donde aparece la insuficiencia de la capacidad de generación para satisfacerla, pero eso ya es algo que está en vías de solución con la entrada en funcionamiento esta primavera de tres centrales de ciclo combinado y con el compromiso que el Gobierno está arrancando a las eléctricas para que inviertan más.
Eso no quita para que haya habido errores en el pasado, en la forma en que se ha liberalizado el sector, que ha llevado a una insuficiencia en la capacidad de producción y transporte de electricidad. Pero entre eso y el desabastecimiento hay demasiada distancia, y mientras Zapatero se dedique a recorrerla por el camino del tremendismo y la demagogia no hará esa oposición eficaz que se necesita para meter presión al Gobierno y que su política económica tenga los niveles de calidad de la pasada legislatura, cuando el PP no tenía mayoría absoluta.
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