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Recuerdo un cuento de Woody Allen (Perfiles Tusquets Editores, 1980), titulado "La época nefanda en la que vivimos", en el que un lunático llamado Willard Pogrebin acababa siendo contratado por el presidente Gerarld Ford "para disparar contra él de vez en cuando, teniendo buen cuidado de no dar en el blanco". ¿Para qué? Para distraer la atención de los ciudadanos de los auténticos problemas. Reconozco que, tras presenciar el batacazo del Real Madrid en el Pabellón Raimundo Saporta, pensé en el bueno de Pogrebin. ¿Sería que "ACS Man" —a quien ya conocen como "el conseguidor" en el Ayuntamiento madrileño— sostendría la sección de baloncesto exclusivamente para ocultar los posibles defectos del equipo de fútbol? Si los chicos de Scariolo lo hacían mucho peor, a lo mejor dejaban en paz a Vicente del Bosque y los suyos ¿no?... Demasiado enrevesado. No para Woody Allen, pero sí para mí.

He llegado a pensar que el Valdano que va a ver los partidos de basket sea un doble, un Jorge Alberto Valdano de pega, un actor que repita eso de "el periodismo es tal... el periodismo es cual"... ¿No tenía Franco un doble? ¿Por qué no Valdano que, al fin y al cabo, es de la "tercera vía"? Al comenzar los partidos se apagan las luces para anunciar la salida de los jugadores; ese sería el momento perfecto para que el Valdano real saliera por una trampilla, dando paso al Valdano ficticio. En el desastre del miércoles, ni siquiera eso fue posible porque el Valdano real mandó por delante al Butragueño real... ¿o a su doble?

El caso es que, desde tiempos inmemoriales, la sección de baloncesto del Real Madrid (ocho Copas de Europa entre otras minucias) ha sido maltratada, obviada, recluida a un segundo plano. Es lógico que la mayor partida presupuestaria de un club de fútbol vaya dirigida a eso, al fútbol. Pero no es normal que el equipo de baloncesto sea tratado como un satélite, un filial, como si fuera el Castilla o el Real Madrid B. Sergio Scariolo es un buen entrenador que no tiene en su plantilla a "los mejores jugadores del mundo". Diera la impresión de que el centenario fuera sólo del club de fútbol. ¿Es así? ¿Entonces por qué no bajar el pestillo y cerrar el quiosco?

Que al Real Madrid le peguen la paliza del siglo en su propia casa afecta —¡vaya que si afecta!— al proyecto de Florentino Pérez. Al baloncesto sólo le han caído "Pavones", o Scariolo ha cometido un error en los fichajes. O quizás hayan sido las lesiones, o todo a la vez. El caso es que, año y medio después de que F.P. ganara las elecciones, sigue sin existir un proyecto serio para esa histórica sección, tratada como si fuera el "hijo tonto". Y digo yo que con una plantita de una de las torres se solucionaba todo. ¿A que sí?

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