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Juan Manuel Rodríguez

La décima antes que la novena

En su autobiografía, Diego Maradona cuenta así su famoso gol contra Inglaterra en México-86: "arranqué atrás de la mitad de cancha, sobre la derecha, la pisé, giré y pasé entre Beardsley y Reid, ahí me puse el arco entre ceja y ceja. Con un enganche hacia adentro, lo pasé a Butcher. Ahí me empieza a ayudar Valdano, porque Fenwick, que era el último, ¡no me salía! Yo lo encaré, entonces, amagué para adentro y me le fui por afuera, hacia la derecha. Yo seguí y ya lo tenía a Shilton de frente... el "Barba" me ayudó... "Pic" hice así y se comió el amague. Entonces llegué al fondo y le hago "tac", adentro". Ese gol fue famoso por todo, también por la anécdota que relata el propio Maradona: "se acercó el "Negro" Enrique, que estaba en las duchas y remató: mucho elogio, mucho elogio para él, pero con el pase que te di, si no hacía el gol era para matarlo".

¿Dirá lo mismo Roberto Carlos?... Solari busca con inteligencia y clase al brasileño que se cuela por la banda. Su único recurso en esa situación es mandar un balón a la luna de Valencia. Cae, cae, sigue cayendo, y Zidane –que no pierde de vista en ningún momento la pelota– va armando lentamente su pierna. Hasta que, por fin, balón y bota del futbolista forman un todo. El latigazo resulta letal y Butt no puede hacer nada para frenar aquel misil que vale la novena Copa de Europa para el Real Madrid. "Ya, ya, pero con el pase que te di si no marcas gol es para matarte". ¿Lo dirá Roberto Carlos?

En Hampden Park asistimos a un momento épico de la Copa de Europa de campeones de Liga, porque el Real Madrid ganó la novena al más puro "estilo tradicional" (es decir: como campeón de la Liga de su país). El equipo de Del Bosque volvió a demostrar que se mueve como nadie en el filo de la navaja, que es –por otro lado– el hábitat natural madridista. Aún no habían pitado el final del partido, y algunos editorialistas ya se preguntaban "¿y ahora qué?... ahora la décima". ¿La décima antes que la novena? Ese es el estigma del club de fútbol más grande de la historia. La novena Copa de Europa forma parte del pasado, lo formaba ya cuando el "zinedinazo" del minuto 44. ¿Y ahora qué?

La victoria ante el Bayer Leverkussen, un dignísimo rival, consagra definitivamente, si no lo estaba ya, a una generación de futbolistas y, sobre todos ellos, a un "crack": Raúl González Blanco. Zidane fue elegido como el mejor jugador de la final, Makelele estuvo soberbio y Casillas inspiradísimo, pero Raúl fue Raúl. Volvió a serlo. Tres Champions a sus veinticuatro añitos y lo que te rondaré morena porque, antes incluso de que Hierro tocara la novena, seguro que en el Real Madrid ya estaban pensando en la décima Copa de Europa.

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