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Ignacio Villa

Esto va en serio

La posible candidatura de José María Aznar para la llamada “Presidencia permanente” del Consejo Europeo ya es algo más que un rumor o una simple conjetura periodística. Las cosas están saliendo con la naturalidad necesaria para que pueda madurar correctamente un nombramiento de estas características. Primero fue el Financial Times quien lanzó una información con una importante dosis de credibilidad, pero es que ahora ha sido el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien no ha tenido ningún rubor en proclamar que él será el primer impulsor de la candidatura de Aznar en caso de que este proyecto salga adelante. Es un apoyo público que, unido al impulso de Chirac y Blair, hacen de esta posibilidad una opción ciertamente consistente.

A esto hay que añadirle que, con la perspectiva que ofrecen los seis años de permanencia de Aznar en La Moncloa, se puede afirmar sin miedo a caer en adulaciones cortesanas que el presidente del Gobierno español tiene prestigio en Europa. Ha sido además él mismo quien se ha encargado personalmente de ir trabajándose esa buena imagen. En los ambientes comunitarios se destaca de Aznar su tozudez a la hora de negociar, su conocimiento en profundidad de los temas que trata, su constancia para lograr los objetivos marcados, su dedicación y su capacidad trabajo. Junto a esto, todo hay que decirlo, su carácter castellano no siempre es bien entendido por las mentalidades de la Europa del norte.

Pero en todo caso, José María Aznar tiene a su favor la veteranía. En 2004, cuando abandone la presidencia de Gobierno español, será el primer ministro más antiguo de la Unión Europea. Tiene muy buenas relaciones con muchos de sus colegas comunitarios y también ha buscado la confianza de la Europa de la ampliación con repetidas giras oficiales por los países del Este, por lo que, en el momento adecuado, podría recibir el apoyo y la simpatía de naciones como Polonia, Lituania, Chequia o Hungría.

Es evidente que José María Aznar puede tener su futuro en Europa. Se trata de un cargo “dorado” que muchos ex presidentes desearían poder incluir en sus biografías. Desde ahora podemos decir que comienza la cuenta atrás. A Aznar le queda algo más de año y medio en el Palacio de La Moncloa. Sus colegas europeos conocen la circunstancia y eso afianza su candidatura. Pero es previsible que sea el único en la lista de “posibles”. Los otros candidatos surgirán donde menos se lo espere. El que más papeletas podría tener es su amigo Tony Blair. Por eso, desde ahora, la prudencia y la discreción cuentan mucho.

Lo cierto ahora es que todo parece indicar que esto va en serio. Y Aznar no lo niega.

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