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David Jiménez Torres

Thunderbolts

EL MUNDO DE LOS CÓMICS
Thunderbolts
David Jiménez Torres




Es triste ver a una serie buena desaparecer debido a las escasa ventas, mientras que otras se mantienen en pie gracias a un inexplicable e inmerecido apoyo del público. Esta es la historia de Thunderbolts, una de las series más frescas e interesantes que ha salido de Marvel en mucho tiempo, y que hace cosa de medio año tuvo que ser cancelada.

Coincidiendo con el Salón del Cómic de Barcelona, Planeta se arriesgó y decidió volver a publicar la colección, esta vez con un nuevo formato y aprovechando el tirón del evento. La editorial retomó la historia justo donde la dejó, recién estrenado Fabián Nicieza como sustituto de Kurt Busiek, y en pleno proceso de cerrar las líneas argumentales que éste ultimo dejó suspendidas.

El formato es el que están siguiendo otras series canceladas como Capitán América e Iron Man, esto es, tomos de periodicidad más o menos trimestral, reuniendo arcos argumentales completos, una decisión bastante errónea porque uno de los atractivos de Thunderbolts era la pasión de leerlo mes a mes, comiéndose las uñas mientras tanto a la espera de que se revelara por fin quién era tal villano misterioso o qué había pasado con tal héroe desparecido. Además, empezar de nuevo a publicar una serie con un tomo en que se resuelven los enigmas planteados en la anterior etapa no es la mejor forma de enganchar a nuevos lectores, los cuales, tras leer el primer número, se sentirán sin duda muy confusos. ¿No hubiera sido mejor publicar un número especial para que los antiguos lectores se enteraran por fin de qué pasaba con sus personajes, y retomar la serie a partir del nº 51 americano, que es cuando se cambian los miembros del grupo y se empieza casi de cero?

En cuanto a la serie en sí, Nicieza se muestra un digno sucesor de Busiek en que sabe mantener el “feeling” de la etapa inicial, pero... algo falta. Las historias son más complicadas y no consiguen despertar completamente la curiosidad del lector. No me malinterpreten, Nicieza hace un gran trabajo, pero nunca llegará a ser Busiek, ni mucho menos a escribir Thunderbolts como él lo hacía. En el apartado gráfico pasa algo parecido: Mark Bagley, que se debe a Ultimate Spiderman, deja sus labores artísticas a Patrick Zircher, que proliferó en los peores años de la Marvel de los 90 y que últimamente no encontraba una serie que dibujar. Y, si bien Zircher intenta mimetizar el estilo de Bagley, y el resultado final es más que aceptable, su trabajo siempre será de inferior calidad que el de sus sucesor.

Con todo, el trabajo que realiza el nuevo equipo creativo es muy digno y hace que comprar la serie siga valiendo la pena. El final del primer tomo (justamente titulado “Revelaciones”) promete muchas cosas buenas para el futuro, a la espera de que el guionista sepa encontrar nuevos misterios que mantengan enganchado al lector.

En definitiva, una compra obligada para todo fan de largo de Marvel, y que satisfará a aquellos a los que les gustó la anterior etapa. A ver si esta vez los Thunderbolts han vuelto para quedarse...

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