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Ignacio Villa

Comienzan las deserciones

El anuncio realizado por el convergente Pere Esteve, de abandonar todos los cargos que mantiene en el partido de Jordi Pujol, se pude considerar la primera gran deserción en vísperas de las elecciones catalanas. Cuando falta un año para la cita electoral autonómica, el nerviosismo esta cundiendo en las filas de Convergencia i Unió. Las pesimistas expectativas electorales para la coalición que ha gobernado Cataluña desde hace 20 años comienzan a provocar las primeras "huidas" sonoras. El escenario, que se vislumbra como posible, de pasar a la oposición está ya creando situaciones de angustia o huidas hacia adelante para aquellos que han creído que la política es un cortijo y no entienden que en democracia la alternancia es una realidad.

Pere Esteve dice ahora que su marcha de Convergencia está provocada por la política de pactos con el Partido Popular y por la actitud sumisa de los convergentes hacia los populares. Mucho ha cambiado este hombre, o es que quizá ha comenzado a perder la memoria, por lo que no está de más recordarle que cuando él era secretario general de Convergencia, fue el momento de una mayor sintonía con el Partido Popular. Corrían los años de la primera legislatura del PP, y la colaboración entre CiU y PP era estrecha y efectiva en la gestión del Gobierno. Es decir, resulta que cuando Esteve era la cabeza visible de Convergencia, su partido vivía una auténtica época dorada con el Partido Popular. Pero ahora, cuando se percibe en el horizonte convergente la perdida del poder, Esteve coge el portante y se va. Y por sí quedara alguna duda sobre su actitud, ha dejado abierta una puerta para colaborar con otras fuerzas políticas en clara referencia a Esquerra Republicana de Cataluña.

Esta "escapada", en toda la regla, del que fuera secretario general del partido de Pujol es un aviso para una coalición política amparada e instalada en el poder desde hace tanto años, que existe una generación de ciudadanos catalanes que no conocen otra cosa que no sea "pujolismo". Esta deserción es un claro aviso de lo que puede pasar en CiU, no sólo después de una teórica derrota electoral, sino incluso antes de las elecciones catalanas. La posibilidad de perder el control del poder, por lo que parece, puede provocar en muchos políticos catalanes un cambio repentino de ideas, con el simple objetivo de seguir cerca del poder. Pueden estar seguros que el aterrizaje de Esteve en las cercanías del independentismo de Esquerra, es sólo el banderín de enganche de otros muchos que irán llegando desde este momento.

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