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Lucrecio

Nada más que datos

Los escépticos –es saludable cosa el escepticismo— pueden consultarlo en la red (www.pm.gov.uk o bien www.fco.gov.uk). Vale la pena. El informe de los servicios de inteligencia británicos acerca de la realidad militar en Irak es demoledor para el dictador Sadam Husein. Tanbién –y más aún— para quienes, en una Europa inequívocamente suicida, se empecinan en cerrar los ojos a la realidad.

Nada tiene de apocalíptico. A no ser la propia frialdad de sus datos, que la aspereza del lenguaje técnico hace más desasosegante.

Uno. Al ritmo “normal” de trabajo, Irak tardará cinco años en poseer su primera bomba atómica. Tranquilizador. Salvo por un detalle. Si lograra encontrar en el mercado “determinados componentes, como el gas centrífugo y elementos susceptibles de producir la materia fisible”, el plazo quedaría en un margen de entre uno y dos años. La acumulación de uranio, “de origen africano” estaría ya muy avanzada.

Dos. En lo concerniente al armamento químico, los problemas parecen solventados. Irak podría desplegar su arsenal de armas químicas y biológicas en un plazo de 45 minutos.

Tres. Las fotos mediante satélite muestran la existencia de campos de ensayo para misiles de mil kilómetros de alcance. A lo mejor, a Europa –tan caritativa ella— le interesa saber que tales misiles pueden alcanzar, no ya Jerusalén –a fin de cuentas, en el inconsciente europeo, lo judíos están para que quien sea los liquide si dan demasiado la lata—, no, con ese alcance, Chipre, Grecia y Turquía serían blancos potenciales.

Pero Sadam ha ofrecido permitir a los inspectores de la ONU inspeccionar su territorio –cosa que ha reafirmado tras el informe británico—. Es cierto. También a eso presta atención el texto: “el régimen iraquí”, subraya, ha comenzado ya a disimular los equipos y dosieres cruciales en previsión del retorno de los inspectores”. ¿Alguien piensa, de verdad, que inspeccionar a una dictadura como la iraquí sea algo que nadie pueda humanamente hacer sin la constricción de una fuerza militar irresistible?

No soy ingenuo. Sé que en una guerra todos mienten. Y que no hay más remedio que optar por la opción intelectual y moralmente más verosímil. En cuanto a mí, por más antipático que pueda resultarme Blair, entre el primer ministro de la más vieja democracia de Europa y el asesino que rige la bárbara dictadura de Bagdad, la duda sería un insulto: a moral e inteligencia.

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