No ha llegado todavía
Las frases hechas son fundamentales para el buen orden social. Ahí caben las locuciones que son fórmulas de saludo, de despedida, de intercambio verbal cotidiano. Hay una que me fascina: “Nos llamamos”. Es una utilísima indefinición, la auténtica lógica borrosa. Así nos despedimos de un conocido con esa fórmula aceptada. No queda claro quién tiene que llamar a quién. En definitiva, nadie va a llamar a nadie. Es de lo que se trata.
Hay otra fórmula que parece cortés y que puede llegar a irritar por lo que tiene de molesta sinceridad. Llama uno a una persona con responsabilidad directiva, pública o privada. Son las diez de la mañana o incluso más tarde. La secretaria contesta: “No ha llegado todavía”. Sugiero que, en esos casos, se pase a la hipocresía cortés. Por ejemplo, “está reunido” o bien “está viniendo del aeropuerto” o algo por el estilo. La idea es que no creamos que el directivo en cuestión es un holgazán. El lenguaje está pensado para facilitar la vida, aunque sea con una piadosa mentira. La completa sinceridad es siempre algo rústica.
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