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Germán Yanke

Contra ETA

Estaba perorando el portavoz del Gobierno vasco sobre las identidades cuando ETA asesinó de nuevo. Estaba Imaz, rizando el rizo de la desvergüenza nacionalista, farfullando que el PP pretende eliminar identidades, cuando ETA terminó con la única sagrada, la de la vida de un guardia civil que, con su sacrificio, ha impedido seguramente una masacre en Madrid.

La violencia es la entraña de la ideología totalitaria de ETA, desde sus asesinos a sus soportes y estribaciones políticas. Y no hay otro modo de asegurar las libertades y el Estado de Derecho que luchando contra ella, tratando de eliminarla de la faz de la tierra. Contra ETA. Lo subrayo porque no es posible caer de nuevo en la falacia nacionalista de que se puede construir el futuro "sin ETA", como si no existiera. El presidente del Gobierno vasco (de ese que quiere imponer ikurriñas en Navarra y que considera su enemigo al PP) ha convocado una manifestación para dejar a ETA "fuera", que no es precisamente actuar contra ella contra toda la energía que las leyes permiten.

El PNV, e Ibarretxe hoy mismo, creen que la banda desistirá porque se quedará sin argumentos, es decir, porque el proceso secesionista asumirá los que la banda esgrime. Dejarla fuera es asumir un gradualismo del que los terroristas recelan, pero eso no es ni cortar los lazos con ella (porque el PNV y el Gobierno vasco los tienen con Batasuna y su sinfín de organizaciones dependientes de ETA), ni mostrarse abiertamente contra ella. Su plan, su oposición a la Ley de Partidos, sus querellas contra Garzón, su financiación del entorno terrorista, su empeño en sumarlo al "proceso", sus ataques constantes a los perseguidos lo demuestran.

Estar contra ETA implica estar contra todo eso y dejarse de una vez de complejos y complicidades. Ya está bien. Ya basta. No encuentro nada más lógico que dejar de acompañar a Ibarretxe en su barbarie –y en su tramposa manifestación– para poder hacerlo con la familia del guardia civil asesinado y sus compañeros.

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