Menú

"Caiga quien caiga", el programa de los "hombres de negro" encabezados por Wyoming, echó el cierre el domingo pasado. Ya no habrá más curso de ética periodística, ni más Reverendo. Nos quedamos huérfanos de esas preguntas directas al mentón, ácidas, corrosivas, que efectuaban los chicos del "Gran". Yo, por mi parte, con quien más me solidarizo –por eso del corporativismo deportivo– es con Mario Caballero, "ex" de la extinta Radio España y "ex" también de la Cadena Cope. Sí, porque a Mario Caballero le tocaba, por sus "antecedentes penales", bailar con la fea. No diré "con la más fea", porque a los políticos también hay que echarlos de comer aparte, pero sí con una muy fea. Un tipo que le hace entrega de una faja a Ronaldo se merece, cuando menos, el premio Pulitzer. O el Nobel, si es que lo hubiera, de televisión. Ronaldo, acostumbrado al piropo y las ruedas de prensa preparadas, no supo salir con donaire de aquella situación. Me atrevería a asegurar que incluso llegó a sentarle mal.

Tengo la impresión de que el periodista deportivo más lacerante en los últimos siete años ha sido precisamente Mario Caballero. Futbolistas y entrenadores están mal acostumbrados al incienso, el aplauso y el entrevistador con el lirio en la mano. Es probable que yo mismo me haya azucarado con el paso del tiempo, pero todavía recuerdo cuando llamé a Joaquín Caparrós (entrenador del Sevilla) para que pidiera perdón públicamente a la afición del Atlético de Madrid. No se había cansado de repetir que el equipo de Gil tenía el ascenso asegurado, y aquello me sentó tan mal que le puse en el brete de pedir perdón. "Yo pensaba que usted me llamaba para felicitarme por al ascenso". "Felicidades", le dije, "y ahora pida perdón". Le costó, pero lo hizo. Aquello no acabó como "O.K. Corral" de puro milagro.

Tengo la sensación de que de aquella entrevista salí victorioso, como también de la que un día le hice a Benito Floro cuando era entrenador del Real Madrid. "Creo que usted no es el entrenador idóneo para este club", le solté a la cara. Pero en otras me dieron para el (poco) pelo. Hace un año –no recuerdo a santo de qué– Javier Clemente se me rebrincó en directo, y le comentó a José Antonio Abellán en "El Tirachinas": "¡A ese que tienes ahí le das un sello roto por la mitad y no sabe por dónde unirlo". La verdad es que no supe cómo reaccionar, pero desde entonces, cuando le entrevisto, le recuerdo que yo soy el del sello, y que todavía no he logrado unirlo. Falta sentido del humor en el deporte. Y también sarcasmo. Por eso echaré de menos a "C.Q.C.". Y, en lo que a mí respecta, a Mario Caballero.

En Deportes

    0
    comentarios