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Los Reyes pasaron de largo

Tras sobrevivir a un supuesto ataque de un mosquito kamikaze, Fidel Castro viajó a Brasil y le prometió a Lula da Silva “revisar” los expedientes de los presos que no representan un peligro para su régimen. El Máximo Líder se ha visto obligado a ofrecer lo único que tiene con tal de obtener una limosna que le permita reemplazar el petróleo que no le llega de Venezuela. Son muchos los que aseguran que el mosquito nunca existió, que el coma-andante cojea por una tromboflebitis que arrastra desde hace meses y que durante su ausencia se dedicó a asesorar a Chávez para evitar que le desalojen del poder. Sin embargo, los problemas de su compadre, lejos de disminuir, se multiplican.

El mayor Juan Díaz Castillo —ex piloto del avión oficial de Chávez— acusó al mandatario venezolano de financiar a los terroristas de Al Qaeda y entregar armamento cubano a la guerrilla colombiana. Díaz Castillo —quien asegura haber sido un hombre de la absoluta confianza del presidente venezolano y que se declaró en desobediencia militar el pasado mes de octubre— reveló durante una rueda de prensa celebrada en Estados Unidos que, “en los últimos cuatro años coordinó el envío de unos cuatro mil venezolanos a Cuba para que una vez en la isla recibieran entrenamiento militar y adoctrinamiento”.

El mayor afirma también que fue instruido por el propio Chávez para organizar una ayuda encubierta por valor de un millón de dólares en víveres, presuntamente destinada al pueblo afgano, pero que en realidad se dirigía a Al Qaeda. El militar aseguró que el todavía presidente de Venezuela “mantiene una línea directa con Castro” y que siempre que se ve acosado por la oposición de su país se reúne con el gobernante cubano en Isla Margarita o en La Orchila. Según el ex piloto del avión presidencial, “Chávez viaja constantemente de incógnito a La Habana en horas de madrugada y regresa al mediodía a Venezuela”.

Tal vez algún día se conozca hasta dónde llega la complicidad del Gobierno venezolano y de la tiranía castrista con el terrorismo internacional; mientras tanto, los disidentes cubanos insisten en que se sepa de su sufrimiento y su desesperación. Oswaldo Payá se entrevistará con Colin Powell en Washington y, Martha Beatriz Roque, miembro del Grupo de Organización y Coordinación para Promover la Sociedad Civil en Cuba, asegura en la isla que “no podemos decir que en el año 2002 se haya avanzado en lo que respecta a la represión, queremos que se mire hacia dentro del país y se conozca lo que les ocurre a los que se oponen al sistema”. Según la economista cubana “algunos disidentes están en prisión por asistir a las iglesias”.

El coma-andante no quiere que los que tiene por súbditos crean en los Reyes Magos y no permitió a éstos entrar en su finca. La mafia que atormenta a los cubanos desde hace cuarenta y cuatro años sólo recibe a los especuladores que, sin ningún escrúpulo ayudan a los tiranos a permanecer en el poder, y a los turistas —ciegos y sordos— que tienen estómago para disfrutar de un repugnante apartheid. Los hermanos Castro y sus cómplices no quieren que se sepa lo que ocurre en un país que han convertido en una inmensa prisión.

Cuba es uno de los pocos estados del mundo que no permite el acceso de la Cruz Roja Internacional a su sistema carcelario. En 1959 —año en que el dictador Fulgencio Batista huyó de la isla— las reclusos no pasaban de 5.000 y no existían más de 15 prisiones; mientras que en la actualidad, hay más de doscientas cárceles, el número de presos de conciencia aumentó significativamente respecto al año anterior y veintenas de miles de reclusos acusados de delitos comunes —sin apenas comida y sin medicinas— se pudren en las mazmorras de la tiranía. No obstante, Ana Palacio, ministra de Asuntos Exteriores de España, asegura que a pesar de que las relaciones con Castro no son fáciles, ella se empeña en intentar “mejorarlas”. Palacio le pidió al mandatario cubano que no pusiera su cortijo a disposición de los etarras, pero éste —muy ocupado con Chávez y con Lula— no ha encontrado tiempo para contestarle. Mientras que en Cuba los miembros de la banda terrorista ETA gozan de libertad de movimientos, pueden crear empresas y blanquear dinero, a los pocos cubanos que llegan a Madrid se les obliga a regresar a La Habana. Lástima que la ministra española no se empeñe en mejorar sus relaciones con ellos y sí con sus carceleros.

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