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Estella otra vez

El PNV no va a renunciar a ser un partido de poder o, lo que es lo mismo, a seguir existiendo. Fuera de las instituciones y de la red clientelar tan largamente fraguada, está condenado a la inanición y el resquebrajamiento. Por eso, nada sustancial cambiará en la coalición ya establecida con EA para las próximas elecciones municipales a no ser que este partido quiera suicidarse. La oferta del portavoz de EA, Rafael Larreina, a Otegi para integrar a etarras en sus listas son fuegos de artificio, una improvisación que no tendrá efectos prácticos pero que tiene el valor simbólico de demostrar el ansia de los nacionalistas por establecer un frente común.

Otegi y los etarras lo saben. Escenifican su interés porque les interesa lo que en el fondo significa y que está más en la línea de lo propuesto esta misma semana por Joseba Egibar, la reedición del Acuerdo de Estella. Si en el primer intento, ETA reprochó al PNV su “falta de valor”, ahora el PNV ofrece un “reto al Estado”. Otegi ofrece nueva tregua de la banda terrorista, tan falsa como la anterior, y, como aquella, concebida como un parón táctico y vigilante mientras los partidos nacionalistas se ocupan del acoso y la exclusión de los ciudadanos no nacionalistas.

El Estado de Derecho, como quedó ya demostrado, tiene instrumentos suficientes para impedir esta iniciativa totalitaria. Pero hay que ponerse a ello sin dejar que los bombardeos de Irak impidan oír esta ofensiva impresentable. Creo que es el momento de que la comisión del Pacto por las Libertades se reúna de nuevo y establezca los acuerdos políticos necesarios para oponerse eficazmente a esta vergüenza antidemocrática. Creo que es el momento de que PSOE y PP determinen seriamente una estrategia conjunta en el País Vasco de cara a las elecciones y a la posterior formación de mayorías. Y creo que es el momento de que, por encima de ese zafio intento de mostrar al Gobierno en soledad, ambos partidos denuncien la participación de Izquierda Unida en la deriva independentista del Gobierno vasco y la colaboración que prestan al PNV, a través de la Declaración de Barcelona, CiU y el BNG. El PSOE tiene una oportunidad de demostrar que puede ser una alternativa razonable.

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