Cobrar por suscripciones a contenidos ha sido un gran fracaso en la web. Sin embargo, la experiencia i-mode, con 40 millones de afiliados tan sólo en Japón y una facturación de más de 1200 millones de euros exclusivamente entre los proveedores del menú oficial, parece demostrar que es posible. ¿Qué hace i-mode diferente de la web?¿Qué más cambios nos traerá la i-Revolución?
El secreto de i-mode: su propia estructura. Pensémoslo de otro modo. ¿Qué hace casi imposible poder ofrecer contenidos de pago en la web?. Pues que como escribía el profesor Urrutia, se trata de una Economía de la abundancia, donde los mecanismos que llevan a la formación de precios positivos se rompen una y otra vez. Es la interminable historia de los mumi de Internet, la que lleva una y otra vez a que la competencia se traduzca en gratuidad. La estructura descentralizada y de libre crecimiento de la red, su naturaleza de enredadera produce irremediablemente que siempre haya alguien que produzca contenidos en cada sector para quien el coste de tener un nuevo lector sea cero. Este ofrecerá gratuitamente su producción, pues no pierde sino que gana con ello, forzando al resto a seguirle o desaparecer.
Pero en i-mode la estructura es distinta, como comenta Takeshi Natsuno en Wireless Ecosystem, i-mode provee de terminales (los teléfonos móviles), redes, puertas de enlace (los servidores para cobro de suscripciones) y un portal (el menú i-mode). Es decir, la infraestructura y los servicios principales se estructuran alrededor de un único árbol controlado por la operadora. Esta centralización significa escasez y por tanto precios positivos, por mucho que alrededor del i-menú se desarrolle una inmensa enredadera de páginas comunitarias, comerciales y personales. Es más, el contenido no oficial y gratuito aumenta el valor de la red en su conjunto y a diferencia de la web, lejos de impulsar la gratuidad aumenta la comercialidad de los proveedores incluídos en el i-menú. Esto se debe a que como en toda red el valor de nuestros contenidos es función del valor de la red en su conjunto, y ese valor aumenta con la variedad, con la enredadera no oficial.
Pero sin embargo, la división entre los contenidos seleccionados y auditados por la operadora en el menú, marca una diferencia que cambia la naturaleza de la red. La existencia de un coste para el usuario en términos de tiempo (buscar), dinero (se paga por MegaByte descargado) y riesgo (a la hora de fiarse o no del proveedor) genera un intervalo de precios dentro del cual el usuario estará dispuesto a pagar por el i-menú y sus contenidos. Mientras las suscripciones no tengan un precio más elevado, y actualmente oscilan entre 1 y 3 euros por sitio y mes, i-mode generará ingresos a los creadores de contenidos.
David de Ugarte, Sociedad de las Indias Electrónicas