Menú
Ignacio Villa

La hora de Rajoy

La intervención de Mariano Rajoy ante la Junta Directiva Nacional de su partido ha sido la escenificación más clara de que, desde ahora, él es el líder único del Partido Popular. Tras aprobar con nota el complicado examen de la "bicefalia" política, ahora se inicia la etapa en la que tendrá que ejercer un liderazgo sólido y sin matices; ciertamente, con un estilo diferente al de Aznar, pero con la intención de mantener la misma eficacia del actual presidente del Gobierno.
 
Rajoy ha tomado mando en plaza y, con la advertencia de que "ya toca", el actual secretario general del PP ha marcado las pautas para la larga campaña electoral que ya tenemos ante nosotros. El candidato popular ha exigido a los suyos implicación máxima y mucho trabajo para que no haya sorpresas el 14-M. Su exigencia, sin duda, esconde un claro llamamiento para desterrar el triunfalismo y la confianza, ante las encuestas y la inoperancia del PSOE. Las elecciones hay que trabajarlas, y Rajoy lo sabe perfectamente.
 
De las palabras de Mariano Rajoy ante los dirigentes del PP se desprende en primer lugar una actitud: él se siente ya el responsable de los resultados de marzo y, por lo tanto, ha tomado las riendas. Y no parece que este gesto sea improvisado: Rajoy tenía un calendario de trabajo y lo está cumpliendo. Desde hace semanas venía comentando que la maquinaria empezaría a funcionar al día siguiente de la disolución de las Cortes, y así lo ha hecho. Además, esta espera se puede interpretar también como un gesto de respeto al presidente Aznar, ya que el candidato popular ha dejado que el presidente agote hasta la última gota de su protagonismo como Jefe del Ejecutivo. No obstante, esa deferencia no debe prolongarse más en el tiempo y, por lo tanto, Rajoy ha tomado el mando en la primera oportunidad en la que podía y, sobre todo, en la que debía hacerlo.
 
En esta ocasión, en la Junta Directiva Nacional del PP no ha habido lagrimas ni despedidas. Sin escenas históricas, Rajoy se ha presentado ante los suyos como el referente ante las elecciones generales. Desde este 20 de enero ya no hay marcha atrás. La herencia de Aznar está clara: la trayectoria del actual presidente del Gobierno es reconocida, su forma de decir adiós a la política es un ejemplo para todos. Pero desde ahora, todo eso queda ahí, y será Mariano Rajoy quien deba asumir el protagonismo político y personal a la hora de dirigir el PP.
 
Nadie renuncia a Aznar, ni se olvida de él, pero Rajoy deberá coger el toro por los cuernos. Él es el jefe para lo bueno y para lo malo, para los éxitos y para los fracasos, para los premios y para las crisis. Desde ahora, Rajoy es el que manda a todos los efectos. Ha llegado su hora, sin más retrasos.

En España

    0
    comentarios