Mentirosos compulsivos
¿Qué se puede esperar de unos políticos que han mentido a sus votantes? ¿Qué grado de confianza pueden tener los ciudadanos catalanes en dos personajes que arreglan todo como dos amiguetes alejados de la voluntad popular? ¿Qué se puede esperar de dos políticos que, ajenos a todo y a todos, conciben la política como un cortijo propio? ¿Hasta dónde llegarán? Maragall y Carod se han instalado en la mentira compulsiva. Cuando un político utiliza ésta como único y último recurso de defensa ante los propios errores, poco tiene que decir. Y, lo que es peor, ya nos les cree nadie. Incluso los suyos aguantan el tipo mirando hacia otra parte, sabedores de que el final de ambos está a la vuelta de la esquina. Como frutos maduros y corruptos terminarán cayendo, quedando para la historia como una triste página de la política catalana.
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