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Daniel Pipes

La victoria de Hezbolá, el declive de Israel

Cuando se le preguntó en 1787, mientras que la Convención Constitucional en Filadelfia llegó a su fin, si había creado una monarquía o una república, Benjamin Franklin contestó."Una república, si puede mantenerla".
 
Su pesimismo viene a la memoria dondequiera que una república comete un error terrible, desde la política Francesa de satisfacer a Alemania en los años 30 a la política Americana del incrementalismo en Vietnam pasando por la "política a la luz del sol" de Corea del Sur ahora en marcha.
 
Y la preocupación de Franklin se hizo nuevamente patente el jueves de la semana pasada, al efectuar el estado de Israel un intercambio más que extraordinario con Hezbolá, uno de los grupos terroristas principales del mundo.
 
A cambio de un oscuro civil Israelí, posiblemente capturado mientras realizaba transacciones poco claras, mas los restos de tres soldados, Israel liberó a 429 terroristas y criminales vivos, 400 Palestinos, 23 Libaneses, otros cinco Árabes, y un Alemán, así como 59 cadáveres.
 
Poco sorprende saber, en descripción del New York Times, que este intercambio suscitó "un día de la celebración nacional" en el Líbano y un humor "sombrío" en Israel. Tampoco es sorprendente escuchar al primer ministro Israelí, Ariel Sharon, describir el presente como "no es época de felicidad".
 
El Sr. Sharon continuó explicando sus motivos para realizar el intercambio refiriéndose a los parientes de los soldados Israelíes muertos: "Tres familias queridas, cuyas almas no han conocido descanso en los 40 últimos meses, podrán ahora unir su dolor sobre un sepulcro modesto, y comprobar cómo una promesa se mantuvo, y una decisión correcta y moral fue tomada a pesar de su elevado precio".
 
En otras palabras, una importante decisión de estado fue tomada con el motivo de traer un poco de calma a tres familias. ¿Pero cuáles son las consecuencias estratégicas de este acto de moralidad aparente para Israel?.
El gobierno de Sharon también falló a sus aliados en la guerra global contra el terrorismo.
Estas muchas consecuencias negativas plantean preguntas sobre la moralidad de esta acción del gobierno Israelí.
 
En sus primeras décadas, el valor estratégico de Israel era legendario, transformando un país débil en un poder regional. La última década ha seguido el proceso opuesto, en el que ese poder se reduce a un blanco tentador. Que este cambio es enteramente auto inducido y logrado a través de un proceso democrático convierte la de Benjamin Franklin en una preocupación profética demasiado real.
 
¿Cuándo se detendrá este declive?. Para entonces, ¿cuánto daño se habrá hecho?

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