El PSOE sólo ha logrado reunir a unos miles de personas en el acto de afirmación sanchista en la calle Ferraz que debía haber convencido al presidente de que no puede dimitir. Sin embargo, las cifras multitudinarias han sido sustituidas por un entusiasmo indudable de alguno de los manifestantes y, sobre todo, de alguno de los miembros del Gobierno, como María Jesús Montero.
La vicepresidenta primera, ministra de Hacienda y secretaria general del PSOE ha protagonizado algunas de las escenas más llamativas del acto: visiblemente exaltada la socialista se ha fundido en besos y abrazos con los asistentes y se ha golpeado el pecho en repetidas ocasiones, algo así como si estuviese frente al Santuario de Nuestra Señora del Rocío, a punto de saltar la valla.
El acto había empezado ya con la retransmisión de los discursos del Comité Federal que se estaba celebrando en el interior de la sede de Ferraz, pero el momento de comunión y emoción entre los líderes del PSOE y sus militantes han tenido lugar cuando los primeros han salido del edificio para besarse y abrazarse con los manifestantes.
Las crónicas cuentan que el acto ha terminado con llantos en plena calle e incluso una mujer ha sufrido un desvanecimiento y ha tenido que ser atendida por el propio Patxi López, muestras todo del estado de frenesí al que Pedro Sánchez ha llevado a su propio partido con los cinco días de meditación que se ha tomado para decidir si seguirá o no como presidente del Gobierno.
La solución al enigma, el próximo lunes.