El resultado electoral español acredita que ese rasgo tan chileno de entender las cosas al revés nos viene, qué duda cabe, de nuestro ancestro peninsular.
Pues, en efecto, como hubo varias pruebas de que los atentados de Madrid los había provocado Al Qaeda y no ETA, los españoles se enfurecieron con Aznar por haberlos atribuido a esta última, atribución perfectamente razonable en un primer momento, pues ETA había intentado el mismo procedimiento de las mochilas explosivas en trenes de la estación madrileña de Chamartín, no hacía mucho, atentado afortunadamente frustrado. En todo caso, lo que tanto ETA como Al Qaeda buscan es que los gobiernos, de España y de los demás países, hagan concesiones al terrorismo. Y el electorado español, el domingo, las ha hecho. Tanto así, que, como primera medida, el recién electo gobernante socialista ha dispuesto el retiro de las tropas españolas de Irak.
Como es sabido, Al Qaeda y Saddam Hussein son la misma cosa. Precisamente por ello, Al Qaeda ha hecho causa común con él y cobra venganza contra quienes restablecieron un régimen civilizado en Irak.
La discusión acerca de si Saddam tenía o no armas de destrucción masiva es un chiste. Como sucede frecuentemente con los chistes más repetidos, sólo las personas menos avisadas los cuentan una y otra vez. Pues en el pasado Saddam lanzó misiles Scud -que son armas de destrucción masiva- repetidamente contra Israel y Kuwait. También construyó una central nuclear para fabricar bombas atómicas -armas, asimismo, de destrucción masiva-, la cual Israel, como obvio y primer destinatario de aquéllas, se preocupó justificada y oportunamente de bombardear y destruir, sin pedir permiso a nadie. Entonces, era cuestión de tiempo y recursos para que Saddam volviera a lanzar misiles y fabricar proyectiles atómicos. Como los recursos los tenía (del petróleo), el tiempo sólo podían brindárselo la miopía e incapacidad de los gobernantes occidentales. Afortunadamente, no todos tenían esos defectos. Estadistas como Bush, Blair y Aznar han sido los Winston Churchill de nuestro tiempo. Han tenido el coraje de actuar frente a la más grave amenaza contra la humanidad. Recuérdese que en su tiempo Churchill fue aislado y catalogado como belicista y enemigo de la paz, por alertar al mundo contra Hitler. Entonces, seguir hoy con el tema de que "no se han encontrado armas de destrucción masiva en Irak" es como abogar por dejar tranquilo a un reconocido asesino, sólo porque no porta un revólver en el bolsillo.
La izquierda chilena está feliz con el resultado electoral de España. Es doblemente natural, porque ella es también socialista y prohijó los movimientos terroristas chilenos, como el MIR (al amparo del Partido Socialista) y el FPMR (al amparo del Partido Comunista). Como recientemente se ha recordado, el FPMR cometió en España atentados en conjunto con ETA, revelando compartir identidad ideológica y métodos. Entre nosotros, el socialismo ha levantado como carta presidencial a una persona que tuvo vínculos con el FPMR, cosa de la cual no es de buen gusto hablar en Chile, naturalmente, pues a la izquierda -y sólo a la izquierda- debe respetársele su derecho a la amnistía y la prescripción.
¡Pobre España! Ha cambiado un gobierno limpio, que le dio prosperidad, por otro que antes le había dado corrupción y desempleo. Le ha brindado un gran triunfo a Al Qaeda, el mayor enemigo de la paz y la civilización. Y le ha enviado a ETA un mensaje inequívoco: "Si vuestros atentados son suficientemente sangrientos y horrorosos, accederemos a cuanto demandéis".
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Hermógenes Pérez de Arce, Analista político chileno.