Sobre si el gobierno chileno de la Concertación logró cosas en 2007, cierto es que las logró. Para empezar, transformó un sistema de transporte colectivo que se autofinanciaba y llevaba a la gente a donde quería ir, en otro que pierde decenas de millones de dólares al mes y no lleva a la gente a su destino. ¿No es todo un logro? También parecía imposible algún disparate económico mayor que los de la Unidad Popular, la coalición de izquierda que llevó al poder a Salvador Allende, pero la Concertación lo discurrió: obligar a las empresas a contratar a personas a quienes no desean emplear. Ni Vuskovic, el ministro de economía de Allende, imaginó una idea tan eficaz para liquidar empresas.
Otro logro casi tan difícil como ese parecía el de conseguir que, en plena bonanza de nuestros términos de intercambio, aumentara el desempleo. Pues bien, de acuerdo con la última encuesta de desocupación, la Concertación lo ha alcanzado. Mérito del ministro del Desempleo, no obstante lo cual los líderes de opinión, días atrás, le asignaron una nota de apenas 2,6 por su desempeño. ¡Qué injusticia! Otro logro del oficialismo ha sido salir indemne después de la publicación de las listas de personajes del régimen que cobraban subidos honorarios a Gendarmería por trabajos que nada tenían que ver con la vigilancia de los reos. Ninguno siquiera se sonrojó.
Y otro más: el de haber conseguido deshacerse de personajes incómodos, como Fernando Flores, que calificó de "pandilla" a los que robaban sin ambages; Jorge Schaulsohn, que puso al descubierto la "ideología de la corrupción", identificando a quienes desviaban fondos públicos para los partidos del régimen, y Adolfo Zaldívar, que denunció una "asociación ilícita" transversal en el poder. Con gente así no se podía seguir "gobernando" los recursos públicos.
Otra cosa que parecía muy difícil de obtener fue la universal aceptación de la cifra de reducción de la pobreza al 13 por ciento, manifiestamente falsa, pues es poco más de la mitad de la real, como lo demostró el economista Felipe Larraín documentadamente. Pero la versión oficial, pese a estar fundada en una canasta de bienes de hace 20 años, ha sido "comprada" hasta por los especialistas de la oposición. Todo un logro.
Y otro casi igualmente notable fue el de prohibir a las personas naturales ganarse la vida educando a los pobres en escuelas gratuitas subvencionadas. La medida no sólo no suscitó protestas, sino que tuvo el apoyo opositor, como consta del acuerdo de la comisión designada para ese objeto. ¿Usted no lo puede creer? Lea el acuerdo.
Claro, hubo cosas que la Concertación no logró. Ya en el gobierno de Frei Ruiz-Tagle tomó medidas para dejarnos sin energía eléctrica y estuvo a punto de conseguirlo, pero entonces Lagos designó a Rodríguez Grossi, y ahora Bachelet a Tokman, que han aplicado, insólitamente, soluciones de mercado, de tal manera que ahora hay un paquete de proyectos que parecen garantizar el abastecimiento. Es que "la donna è mobile" se puede mover entre Lenin (en el mercado del trabajo) y Friedman (en el de la energía), sin problemas.
Y tampoco la Concertación ha logrado hacer desaparecer los 20 mil millones de dólares de excedentes del cobre, que Andrés Velasco, ministro de Hacienda, mantiene invertidos afuera. Podrían aprovecharse para bajar impuestos o modernizar el Estado, volviendo al país al crecimiento del ocho por ciento anual.
Bueno, no todo lo que el gobierno de la Concertación habría deseado pudo obtenerlo, pero, para ser el Año de la Rata, no está mal.