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María San Gil

El Plan necesita respuesta

Tenemos quizás el Gobierno más débil para el órdago más fuerte. Es incomprensible que el PSOE y que el presidente de todos los españoles desoiga la voluntad de los ciudadanos y no impulse un pacto con el PP para la defensa de la unidad de España

Fue una sorpresa, pero menos. El apoyo de los tres aforados de Batasuna al plan soberanista de Ibarretxe se explica por lo que muchos venimos denunciando desde hace tiempo y es que el PNV ha asumido desde 1998 los objetivos políticos de los terroristas de ETA y se encuentra desde el Pacto de Lizarra en un proceso de convergencia con el mundo radical de Batasuna y ETA.
 
Estaba cantado además que la negativa de Atutxa a disolver el grupo de la ilegalizada Batasuna y de convertir así la Cámara de Vitoria en el último refugio de los batasunos desobedeciendo las resoluciones de los tribunales tenía un precio que hemos finalmente conocido.
 
Tampoco ha pasado desapercibido cómo el PNV ha cortejado y lanzado guiños a Batasuna hasta el último minuto en esta legislatura, cuestionando las detenciones de la cúpula de ETA, apoyando mociones municipales de apoyo a los etarras detenidos o tolerando la participación en ayuntamientos de plataformas ilegalizadas.
 
La última llamada de socorro a Batasuna la hizo el propio Ibarretxe en el pleno de la votación de la propuesta, una llamada de auxilio que tuvo finalmente respuesta como sabemos.
 
En esa convergencia con los radicales y con ETA, Ibarretxe y el PNV han vuelto a dar las espalda a los demócratas y se han apoyado en los terroristas para impulsar el proceso secesionista. La aprobación del plan en el Parlamento vasco es un profundo fracaso democrático del presidente de todos los vascos, que abraza el proyecto que ETA ha defendido a tiros antes que la democracia, la libertad y la legalidad y abraza a los terroristas antes que a los demócratas y a la mayoría de la sociedad vasca.
 
Es insólito, pero es la consumación del proceso que el PNV inició en 1998. Tenemos unos dirigentes en Euskadi que son antes nacionalistas que demócratas y que irresponsablemente rechazan el marco que garantiza la convivencia, el entendimiento y el progreso de Euskadi por un proyecto que sólo genera aislamiento, división, crispación y completa incertidumbre económica.
 
Estamos en un momento crítico y preocupante en el que es preciso la toma de decisiones y una respuesta firme del Estado de Derecho. La aprobación actual del plan Ibarretxe con los votos de ETA es hoy una ofensa intolerable a las víctimas del terrorismo. Supone además el mayor desafío a nuestra democracia, a la igualdad de todos los españoles y a la unidad de nuestro país.
 
Muchos vascos vemos, sin embargo, con preocupación la inacción de Zapatero y la falta de una respuesta clara y contundente del Gobierno al mayor desafío a nuestra democracia. Tenemos quizás el Gobierno más débil para el órdago más fuerte. Es incomprensible que el PSOE y que el presidente de todos los españoles desoiga la voluntad de los ciudadanos y no impulse un pacto con el PP para la defensa de la unidad de España. Es incomprensible también que Zapatero reciba presto a Ibarretxe y que el presidente del Congreso haga una excepción y reciba a su homólogo Atutxa, convirtiendo esta semana en la semana de las fotos.
 
Los nacionalistas tienen muy clara su hoja de ruta y han aclarado que seguirán el proceso pese a la legalidad convocando un referéndum. Los españoles y miles y miles de vascos quieren una respuesta clara y precisa al desafío del Gobierno de Ibarretxe y quieren a los dos partidos mayoritarios del país unidos en la defensa de nuestro marco jurídico y de nuestra unidad.
 
Los ‘populares’ vascos no acudiremos a la ronda de contactos de un lehendakari que se ha demostrado ciego y sordo a las necesidades verdaderas de los vascos y que ha preferido apoyarse en los violentos. En cambio, presentaremos en todos los municipios una moción para que los ciudadanos en cada pueblo vasco sepan lo que nos jugamos con el proceso abierto por Ibarretxe y avalado por ETA.
 
Una moción de defensa del Estatuto y la Constitución como marcos que garantizan la libertad y convivencia de todos los vascos; de apoyo y solidaridad con las víctimas del terrorismo, humilladas por el lehendakari con la aprobación de su proyecto gracias a los votos de Batasuna; y de rechazo a un plan ilegal, inconstitucional, insolidario, que sólo produce división, crispación y es una amenaza clara para nuestro progreso y nuestro futuro.

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