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Martín Higueras

Autoridad casi insultante de Alonso

Este domingo Alonso ha demostrado que está listo para ganar su segundo mundial consecutivo pero que a nadie se le ocurra que va a ser fácil porque se vienen evoluciones de los motores, mejoras en la aerodinámica y también en los neumáticos.

Históricamente, el GP de Australia siempre nos ha dado carreras emocionantes, antes en Adelaida y esta vez en Melbourne. Este año no ha sido la excepción pero ante todo ha tenido un dominador de cabo a rabo: Fernando Alonso. La impresión era que no existía manera alguna de que al español se le escapara la victoria y así fue. Su pilotaje fue sencillamente perfecto en todos los episodios de la carrera.
 
Tras el problema de Fisichella en la parrilla de salida (uno más para el desafortunado piloto italiano), a Alonso sólo le quedó Button por delante y aunque lo intentó en las primeras curvas tuvo que esperar el primer Safety Car para "comerse" literalmente al británico en la recta principal y comenzar un dominio que resultó casi insultante. De ahí en adelante sólo otras tres entradas del Safety Car intentaron ponerle algo de emoción al gran premio pero ni así. La impotencia de Raikkonen fue clara, no preocupó en ningún momento al asturiano pese a que pudo haberle presionado.
 
Pese a este dominio y a la cantada victoria de Alonso tras las primeras vueltas, el GP logró mantener el interés. La gran pena fue no poder ver algo más en la pista a prometedores pilotos como Nico Rosberg que tuvo que abandonar en la primera vuelta tras verse involucrado en el accidente de Felipe Massa que destrozó su Ferrari contra el muro de protección (el segundo del fin de semana). Tampoco pudo acabar Mark Webber lo que dejó la carrera sin Williams, de tan buen inicio de temporada. Sin hablar de Button que quedó a pocos metros de la meta. Esto nos hizo recordar a Nigel Mansell (el León británico, por si alguien quiere tomar "prestado" el sobrenombre) en el GP de EEUU en 1984. El precioso Lotus negro de Mansell quedó parado y el inglés se bajó a empujar para intentar llegar pero el fuerte calor se lo impidió y cayó desmayado. Al menos, se clasificó sexto. En cuanto a Michael Schumacher, después del fracaso en las clasificaciones no lo estaba haciendo mal pero sufrió la poca competitividad de sus neumáticos Bridgestone en temperaturas extrañamente bajas como las que presentó Melbourne.
 
Curioso fue el trompo de Montoya en la vuelta de calentamiento, aunque felizmente no alteró su lugar en la parrilla de salida. Pese a que los dos comentaristas principales encargados de las retransmisiones de F1 parecen no tener buena memoria (al contrario que su colaborador de pista que hizo el apunte), lo mismo le ocurrió al tetracampéon mundial Alain Prost (el Profesor, el verdadero y único, le pese a quien le pese) en el GP de San Marino en 1991. No es secreto para nadie que la lluvia siempre le causó pánico al francés (otro ejemplo, Brasil 1993) y en la vuelta de calentamiento comenzó a llover y se salió de pista bajando por la curva Rivazza, con el agravante que en su caso no puso seguir en competición. A Gerhard Berger le ocurrió lo mismo pero pudo seguir en carrera.
 
Este domingo Alonso ha demostrado que está listo para ganar su segundo mundial consecutivo pero que a nadie se le ocurra que va a ser fácil porque se vienen evoluciones de los motores, mejoras en la aerodinámica y también en los neumáticos. Todas las escuderías quieren rendir al máximo y si algo tenemos que agradecerle a las últimas reglamentaciones es la gran competitividad que existe en cada carrera. Es probable que en estos tres GP hemos visto más adelantamientos que en las últimas tres temporadas.
 
Y así, el circo de la Fórmula Uno llega en tres semanas a Imola, escenario de las jornadas más tristes de la historia de la categoría con la muerte de Ayrton Senna (Magic, el verdadero y único, le pese a quien le pese), el más grande de todos, en 1994. Ese mismo fin de semana también falleció tras un terrible accidente el autríaco Roland Ratzenberger. Pero Imola, uno de los circuitos más veteranos y que sufre serios problemas de asfalto, también es el lugar donde Alonso logró una de sus victorias más merecidas: el año pasado tras un duelo cuerpo a cuerpo ante Schumacher. El alemán ha ganado seis veces en San Marino (1994, 1999, 2000, 2002, 2003 y 2004; esta última racha sólo rota por su hermano Ralf en 2001). Una vez más Alonso lo tendrá difícil pero si llega con la misma actitud que en Australia, podemos estar seguros de que tiene serias opciones de llevarse otros 10 puntos.
 
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