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Amando de Miguel

Humor y trabucazos

La periodista informó del miedo de algunos médicos a que la situación desembocara en "un fallo multiorgásmico" (= multiorgánico). El comentario de don Miguel Ángel es que "bien mirado, no sería mala suerte".

Jaime Lerner (Tel Aviv, Israel) hace de tripas corazón y, en medio de la lluvia de Katiushas que envían los terroristas libaneses, saca fuerzas para recordar este chiste de dominicanos. En la América Central los dominicanos son como los leperos en España o los polacos en los Estados Unidos:

Platicaban tres dominicanos y dijo uno: -- ¿Se han fijado ustedes que Juan Luis y Altagracia llevan cinco años de casados y aún no tienen hijos?

Repuso el otro: --Lo que ocurre es que Juan Luis es imponente.

Y el primero retrucó: --No, hombre. Lo que ocurre es que Altagracia es esméril.

Ofuscado, el tercer dominicano los reprendió: --¿Cómo pueden ustedes ser tan imbéciles? Para comenzar, la palabra no es imponente, sino impotente. Y la otra no es esméril, sino estéril. Y además, y para que lo sepáis, la verdadera razón por la cual no han tenido hijos es porque Altagracia toma pastillas anticorrosivas para no quedar embalsamada.

Eduardo Fungairiño, siempre tan decidor, me cuenta una divertida "leyenda urbana", como él dice. Copio: "Las casas del muelle de Santander (oficialmente Paseo de Pereda) están orientadas al Sur, con vistas sobre la bahía y la Peña Cabarga. Como el viento Sur, que contribuyó decisivamente al incendio de 1941, llega a hacer imposible la entrada a las viviendas, todos los edificios se construyeron con una puerta posterior, en la calle paralela, bien protegida, calle que ahora se llama del General Mola. Se cuenta que uno de esos días en que azotaba el viento Sur, un portero puso un cartel que rezaba: Debido al viento Sur reinante, hoy los señores reciben por detrás". Es un ejemplo perfecto de lo que aquí llamo la vacilación idiomática.

Un anónimo, desde Guayaquil (Ecuador) me aporta un candoroso trabucamiento del habla popular. Es un cartel en una humilde tienda campesina de Ecuador. Rezaba así: "No se bende servesa ni cigarros. No exista". Se supone que los clientes no debían insistir en sus pretensiones viciosas; no era una invitación al suicidio.

León Zeldis (Israel, "en la zona donde todavía no han llegado los misiles") me cuenta un chiste tejano. Como es sabido, en el estado de Texas todo es de tamaño gigante. Un turista pide un filete en el restaurante del hotel y le sirven media res. El hombre precisa ir al lavabo, pero se equivoca y entra en el recinto de la piscina, que está a oscuras. Tropieza y cae al agua. Mientras se encuentra allí, chapoteando, alguien abre la puerta, y el turista despavorido le grita: Por el amor de Dios, no tires de la cadena.

Lapresa, notario de Granada, cuenta lo que le sucedió a un compañero de profesión. Al otorgar una escritura, preguntó a la señora que cuál era su "régimen matrimonial". El notario debía anotar si era de gananciales o de separación de bienes. La señora le contestó muy ofendida:

─ ¿Es necesario decirlo?
─ Absolutamente, es imprescindible que conste en la escritura.
─ Pues como todo el mundo, una o dos veces por semana.

Agustín Fuentes cita algunos trabucazos oídos en Asturias:

José María Corolla da cuenta de algunos trabucamientos de un famoso locutor de Radio Pamplona. Ramón Urrizalqui, conocido popularmente por "el tío Ramón". [Seguramente era una forma de evitar el difícil apellido]. En los años 40 había en Pamplona un célebre comercio de tejidos "Casa Viana". El eslogan era: "Casa Viana, la mejor casa para el público". El tío Ramón lo interpretó así en la radio: "Casa Viana, la mejor casa pública". En otra ocasión, entrevistando al entrenador de fútbol del Osasuna, Indalecio Díaz, terminó con un entusiasta "¡Viva Indalecio Prieto!". Lo corrigió en seguida, pues no eran tiempos para bromas.

Miguel Ángel de Toro López-Pazo (Guayaquil, Ecuador) recoge un comentario que se hizo en TVE sobre la enfermedad de Fidel Castro. La periodista informó del miedo de algunos médicos a que la situación desembocara en "un fallo multiorgásmico " (= multiorgánico). El comentario de don Miguel Ángel es que "bien mirado, no sería mala suerte".

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