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Fundación Heritage

Bailando con Kim

La explosión, que sugiere un intento de empezar una reacción nuclear usando plutonio, parecía ser bastante más pequeña de lo que uno se esperaría en una exitosa prueba nuclear. Esto podría ser porque fue un fracaso o porque fue simplemente un farol.

Helle Dale

Vaya con las prima donnas y los teatreros. El dictador norcoreano Kim Jong Il nuevamente consiguió robar la atención del mundo y ser portada debido a su prueba "nuclear" el pasado domingo, tal y como hizo el 4 de julio cuando Corea del Norte hizo una prueba de misiles sobre el Mar del Este o Mar de Japón. Este hombre tiene un sentido impecable de la oportunidad, pero la pregunta es qué más tiene para mostrar, de ahí las comillas en la palabra "nuclear".

Presuntamente todo esto tiene que ver con el deseo de Corea del Norte de presionar a Estados Unidos a sostener conversaciones bilaterales, algo a lo que la Administración Bush acertadamente se ha negado. En un marco bilateral, la culpa del fracaso redundaría inevitablemente en Estados Unidos. Ya hemos pasado por eso también una vez con la Administración Clinton y nos ha llevado a donde estamos hoy.

Sin embargo, deberíamos estar preparados para enviarle al señor Kim un mensaje inequívoco poniendo de remitente 1600 Pennsylvania Avenue (la dirección de la Casa Blanca). Tal y como el Presidente Bush ha afirmado, una Corea del Norte armada con armas y misiles nucleares es inaceptable, es una receta para el comienzo de una carrera armamentística nuclear. Incluso podríamos desear recordarle a los norcoreanos que, desde el punto de vista norteamericano, todas las opciones siguen estando encima de la mesa.

Bush, no obstante, se frenó a la hora de amenazar con acciones militares y exhortó a usar la diplomacia y enviar una "respuesta inmediata" de la ONU, algo que probablemente no logre hacer que Kim se ponga a temblar. Pero necesitamos ponerle muy en claro a Corea del Norte los costes de seguir en esta dirección temeraria.

Las declaraciones de John Bolton, embajador americano en la ONU, sobre imponer sanciones más duras al régimen de Pyongyang son útiles, pero también deberíamos seguir trabajando para que otros se unan al esfuerzo, siendo China el reto más grande porque es de quien depende la supervivencia del régimen de Corea del Norte. Como Kim desafió las serias advertencias de Pekín para que se abstuviese de efectuar la prueba, algo con lo que amenazó durante una semana, esa fuerte irritación de los chinos, como mínimo, debería ser un detalle del que nos pudiéramos beneficiar.

Mientras tanto, la "política del rayo de sol" de los surcoreanos hacia Corea del Norte ha recibido otro mazazo. Se fundamenta en todo zanahorias y nada de palos, algo bastante parecido al enfoque europeo con Irán; ambos han sido igual de efectivos. El presidente de Corea del Sur, Roh Moo-hyun, llamó a la prueba "una traición a las esperanzas del pueblo coreano", pero la realidad es que "esperanza" es probablemente todo en lo que esa política del rayo de sol se ha basado desde siempre. También se ha basado en la idea equivocada de ayudar a los norcoreanos a "guardar las apariencias".

Pero antes de que nos hiperventilemos, hay que cerciorarse de que sabemos en verdad lo que pasó. Los norcoreanos son maestros del engaño, algo de lo que son testigos los visitantes de la zona desmilitarizada (DMZ) entre Corea del Norte y Corea del Sur. Anteriormente, el sonido de las explosiones en roca sólida por debajo de la DMZ debido a la construcción de túneles para la invasión eran disimulados con el sonido del trabajo de construcción en el lado norte de la frontera. Y dentro de la DMZ , "el pueblo de la paz" norcoreano, que puede ser visto desde el sur, representa su elaborada pieza teatral con alegres campesinos que se dedican a lo suyo. Mientras que en la verdadera Corea del Norte, la gente se muere de hambre y se calcula que unas 200.000 personas languidecen en campos de concentración.

Por todo esto es necesario un poco de escepticismo. Como informaba Bill Gertz, del Washington Times, aún no está muy claro qué tipo de prueba se llevó a cabo el 8 de octubre. Nos tomará días o semanas juntar toda la evidencia física –como el detectar los niveles de radiación, etc.– para alcanzar un nivel de certeza. La explosión, que sugiere un intento de empezar una reacción nuclear usando plutonio, parecía ser bastante más pequeña de lo que uno se esperaría en una exitosa prueba nuclear. Esto podría ser porque fue un fracaso o porque fue simplemente un farol.

Lo mismo sucedió con la prueba de misiles del 4 de julio. Fue un fracaso espectacular en lo que concierne a los misiles norcoreanos de largo alcance que se probaban. Revelaba más un deseo de poseer esa capacidad que una realidad y es sumamente importante para nuestro sentido de la perspectiva de que distingamos entre los dos.

¿Por qué querría Corea del Norte llegar a ese extremo para tirarse un farol? Las severas sanciones norteamericanas impuestas contra la falsificación de divisas por los norcoreanos así como contra la proliferación de armas han tenido muchísimo éxito, privando a Pyongyang de fuentes de ingresos muy necesarias. Al demostrar una capacidad nuclear a lo Potemkin, el gobierno norcoreano podría estar poniendo sus esperanzas en obtener concesiones de Corea del Sur o, mejor aún, de Estados Unidos. Ése es un jueguecito en el que no nos podemos dar el lujo de entrar.

©2006 The Heritage Foundation

* Traducido por Miryam Lindberg

Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en el Wall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.

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