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Fundación Heritage

Irak no es Vietnam

El Senado confirmó por unanimidad al general Petraeus como comandante de las fuerzas americanas en Irak la semana pasada, el mismo hombre cuyo plan para Irak ahora es criticado por muchos de esos mismos senadores en un acto de suprema contradicción.

Helle Dale

Las comparaciones entre Vietnam e Irak han sido desde hace tiempo una constante entre los críticos de la Administración Bush. El Washington Post, por ejemplo, recientemente adornó la amplia zona superior de su sección Sunday Outlook, donde se publican las cartas de los lectores, con la famosa foto del último helicóptero partiendo del techo de la embajada norteamericana en Saigón. ¿Es así como Estados Unidos va a dejar Irak? ¿Siendo derrotado ignominiosamente? Ciertamente era lo que la foto daba a entender y quizá sea lo que demasiadas personas desean por aquí en Washington.

Las diferencias con Vietnam son demasiadas como para andar enumerándolas. Tenemos, por ejemplo, una misión más clara que en Vietnam, la población iraquí es mucho más amistosa y la oposición doméstica a la guerra y a las tropas en sí no es ni de lejos la que ayudó a minar la iniciativa en Vietnam. Una distinción importante podría ser que tener éxito en Irak es incluso más importante, ya que al menos el Vietcong no tenía el potencial de cometer actos de terrorismo en suelo estadounidense.

En todo caso, hay, desgraciadamente, una similitud creciente entre Vietnam e Irak: el ansia de los políticos por declarar la derrota y empezar la retirada de las tropas norteamericanas lo más rápido posible. El uso de frases como "retirada escalonada" son los precursores de una derrota autoinflingida.

Los enemigos de Estados Unidos tomarán nota de varias resoluciones actualmente bajo consideración en el Senado y que podrían votarse en cualquier momento. Dos de ellas se oponen a la propuesta del presidente Bush para un fuerte incremento de 20.000 tropas más en Irak, piedra angular del nuevo plan que ha presentado recientemente para hacer frente a la violencia sectaria en Bagdad y para asegurar la estabilidad del país y su futuro demócratico.

Bush se quejó hace poco de que los críticos de su plan están sacando conclusiones apresuradas sin siquiera darle una oportunidad. De hecho, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Joseph Biden, ha acusado a la Casa Blanca de poner más tropas sobre el terreno sin ningún plan de acción, lo que significa que no ha estado prestando atención a ninguno de los últimos discursos de Bush, que han sido detallados y específicos.

Una resolución bipartita presentada por los senadores Biden y Hagel con 13 copatrocinadores y que incluye a Hillary Clinton, expresa algo de lo más contradictorio afirmando que "aunque incrementar al máximo las oportunidades de éxito en Irak debería ser nuestro objetivo y la mejor opción de éxito exige un cambio de la estrategia actual", al mismo tiempo dice que "no está en el interés nacional de Estados Unidos profundizar su participación militar en Irak". Dado que el gobierno iraquí, según ha admitido, no es capaz de contener la violencia sin mayor ayuda de Estados Unidos, esta yuxtaposición no tiene sentido.

Otra resolución de los senadores John Warner y Ben Nelson, con ocho copatrocinadores, reconoce la autoridad del presidente como comandante en jefe para desplegar tropas americanas, pero al mismo tiempo "está en desacuerdo con el 'plan' para añadir 21.500 tropas y exhorta al presidente a que más bien considere todas las opciones y alternativas para lograr alcanzar objetivos estratégicos fijados más abajo con niveles más reducidos que los propuestos". La razón por la que la palabra "plan" está entrecomillada es un misterio, a menos que sea por cuestionar que la administración haya presentado un plan, tema constante de la oposición de los demócratas a la guerra. Y sin embargo otra resolución más del senador Robert Byrd reafirma lo obvio, que según la Constitución de Estados Unidos, sólo el Congreso puede declarar la guerra, forzando al presidente a que busque su aprobación. Por supuesto que es así y fue exactamente lo que Bush hizo antes de invadir Irak recibiendo un respaldo aplastante.

Solamente los senadores John McCain y Joe Lieberman han producido algo que ayude de verdad a la iniciativa en Irak en forma de resolución que propone dar al general Petraeus lo que necesite para llevar a cabo la tarea, incluyendo apoyo a las tropas que ya están en el terreno y a las adicionales que crea necesitar. El Senado confirmó por unanimidad al general Petraeus como comandante de las fuerzas americanas en Irak la semana pasada, el mismo hombre cuyo plan para Irak ahora es criticado por muchos de esos mismos senadores en un acto de suprema contradicción.

Lamentablemente, lo que está en juego en Washington tanto para demócratas como para republicanos es posicionarse ante las próximas elecciones presidenciales. Es la peor forma posible de modelar la política exterior norteamericana y la miopía que refleja podría dañar seriamente los intereses nacionales de Estados Unidos, su liderazgo mundial y el futuro de Oriente Próximo. Esta seria responsabilidad es lo que los senadores deberían estar tomando en consideración cuando voten.

©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en el Wall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.

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