Apelo a la memoria histórica, pero a la historia más reciente de nuestros tiempos. El Gobierno, a sabiendas de la falta de memoria y la capacidad de olvido que tiene gran parte de la sociedad española, pretende que recordemos lo que pasó hace 40 años y que se olvide lo que se hizo hace varios días, semanas o meses. Me refiero al día 1 de marzo del presente año. Algunos de los lectores ya se estarán preguntando qué sucedió ese día, y esa es precisamente la razón por la que escribo.
El 1 de marzo de 2007, por primera vez en la historia de nuestra democracia, un Gobierno cede al chantaje de un terrorista. Hechos tan graves no pueden quedar en el olvido; debemos retenerlos en la memoria histórica. A pesar de que han transcurrido pocas semanas, el Gobierno de Rodríguez Zapatero confía en que los españoles olvidemos este hecho con las vacaciones de Semana Santa, la subida de las hipotecas, la campaña electoral, el famoso pillado con una concursante de un programa de televisión, etc. Estas y otra muchas otras noticias y circunstancias son elementos que ayudan a que podamos olvidar un hecho tan grave.
Por este motivo, las personas de bien tenemos la responsabilidad ética y moral de no olvidar. No olvidar que Miguel Ángel Blanco fue asesinado por no ceder al chantaje, que José Antonio Ortega Lara estuvo secuestrado durante mas de 500 días en un zulo en circunstancias inhumanas, llegando a ser abandonado para que muriese de inanición, y el Gobierno no cedió. Estos son algunos de los ejemplos que movilizaron a millones de españoles en la calle en contra de ETA y nunca pidiendo a nuestro Gobierno que cediese al chantaje terrorista.
El Gobierno, lejos de explicar lo inexplicable, se escuda en el "y tú mas". Ni siquiera esto le sirve de argumento para justificar la rendición ante un asesino como De Juana Chaos. Y es que valiéndose de su supuesto conocimiento en materia de leyes penitenciarias y penales, razonable pero malintencionado en muchos casos, ha pretendido comparar su rendición con otras circunstancias muy distintas. Cuando se cuentan verdades a medias es porque se pretende colar una mentira. Ni que decir tiene que la falta de credibilidad generada por este Gobierno, que ha traicionado el Pacto Antiterrorista y la Ley de Partidos, hace que no pueda seguir intentado manipular y argumentar el hecho mas grave de nuestra democracia en materia antiterrorista, por no mencionar otros atajos que todos conocemos.
Por todo esto, apelo a mantener la memoria histórica, pues está visto que el Gobierno pretende que las multitudinarias manifestaciones y muestras de rechazo a esta decisión queden en el olvido en breve. Y de esta forma, cuando lleguen las elecciones municipales o autonómicas, los españoles no tendremos presente el 1 de marzo de 2007. Lamentablemente, lo único que teme este Gobierno son los resultados que den las urnas, y a quienes queremos que acaben las negociaciones y cesiones ante Batasuna-ETA sólo nos queda la esperanza de decírselo al Gobierno de una forma que lo entienda, en las urnas. Que entienda que España no se rinde, que España no olvida lo que no es lícito y correcto olvidar. Que entienda que los españoles, y muy en especial la mayoría de las víctimas del terrorismo, no merecemos un Gobierno que se rinda después de 40 años de terrorismo etarra. ¿Por qué no se rindieron hace años? Hubiésemos evitado cientos de asesinatos y miles de heridos, pero este país, España en su totalidad, no viviría en libertad. Estaríamos a merced de cualquier organización terrorista y sus propósitos, como reflejan muchas de las decisiones que se están tomando durante los últimos meses.
Por todo ello, les pido memoria, para dignificara las víctimas y poder pedir justicia. Sé que el señor Rodríguez Zapatero no se preocupa de las miles de personas de bien que salimos a la calle, pero tengo la seguridad de que el 27 de mayo estará muy pendiente de lo que los ciudadanos vamos a decidir. Seguro que ese día sí que le interesará lo que pensemos de la cesión al chantaje del asesino De Juana Chaos. Es triste y lamentable, pero este presidente necesita recibir el mensaje alto y claro, pues parece que los decibelios de las manifestaciones no llegan a La Moncloa.
