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Ignacio Villa

Presidente, déjenos en paz

Déjenos en paz, que los españoles sabremos escoger nuestro futuro en libertad, en las urnas. Porque se pueden cometer errores, pero no traicionar a los españoles y rendirse a los terroristas.

El regreso del sanguinario etarra De Juana Chaos a la cárcel nos recuerda que el proceso en el que nos embarcó a todos los españoles Rodríguez Zapatero no era más que un proceso de rendición ante ETA. Meses de renuncias, cesiones y claudicaciones insostenibles han quedado claramente expuestas a la luz pública en el momento de la ruptura del alto el fuego "permanente". Y nada lo expresa mejor que ver a De Juana volviendo a prisión porque, según Rubalcaba, "las circunstancias han cambiado".

Lo que pueda hacer Zapatero de ahora en adelante es imprevisible. Nadie hubiera podido imaginar hace tres años, por ejemplo, que el Gobierno iba a despreciar a las víctimas del terrorismo como lo ha hecho el socialista. Pero son tantas las descalificaciones que Rodríguez Zapatero y compañía han destilado hacia los defensores de la libertad y de la democracia, tantas las patrañas que han fabricado para hacernos creer que estaban cumpliendo la ley de partidos, tantas las bombas de relojería que han empleado para dinamitar el pacto antiterrorista que resulta difícil ser optimista ante lo que pueda hacer el presidente del Gobierno. Si debemos guiarnos por lo que ha hecho hasta ahora, hay pocos motivos para esperar una rectificación.

Después de una declaración vacía de contenidos, el presidente del Gobierno se ha marcado como objetivo el encuentro del lunes con Mariano Rajoy. Si en el Palacio de la Moncloa todavía quedara algo de sentido común podría ser una reunión muy fructífera, pero no hay motivos para pensar así. Zapatero necesitaría ser humilde, reconocer su error y, lo que resulta más impensable, que el PP tuvo razón durante todo el camino. En definitiva, que es mucho más probable que su intención sea engañar otra vez a Rajoy para intentar que renuncie a su labor de oposición.

Sin embargo, el líder del PP no puede permitir que Zapatero vuelva a traicionarle. La pelota está ahora en el tejado del presidente del Gobierno; fue él quién decidió iniciar un proceso de rendición en el que traicionaba a las víctimas y a quienes defienden la libertad y, por tanto, él es quien nos debe de sacar de este callejón sin salida. Si quisiera, lo tendría fácil: bastaría con volver al pacto antiterrorista y demostrarlo aplicando la ley de partidos. El consenso sobre lucha antiterrorista que dicen los socialistas que se debe recuperar tiene un requisito fundamental: que se luche contra el terrorismo. Zapatero ha destruido en tres años el largo trabajo de muchos demócratas, y ahora toca que la servil Fiscalía acuse a Otegi en lugar de dejarlo en libertad y que inicie el proceso de ilegalización del PCTV y, sobre todo, de ANV, a poder ser antes de que accedan a sus actas como concejales. Si Zapatero cambia de actitud y se pone al frente de la lucha, si en lugar de hablar de diálogo se muestra dispuesto a vencer a ETA, no sólo tendrá el apoyo del PP sino el de toda la sociedad española.

No obstante, si lo que pretende hacer es volver a marear la perdiz como ya hiciera tras el atentado de Barajas se va a encontrar enfrente con millones de españoles que no quieren más burlas ni más engaños y que volverán a demostrarlo en la calle. El principal proyecto político de Zapatero ha fracasado estrepitosamente. Si no está dispuesto a rectificar, más vale que se vaya y nos deje en paz de una vez. Y que se lleve con él a Blanco, Rubalcaba, Conde Pumpido, Patxi Nadie, Bermejo, De la Vega y al resto de una generación de políticos en la que nunca podremos volver a confiar. Déjenos en paz, que los españoles sabremos escoger nuestro futuro en libertad, en las urnas. Porque se pueden cometer errores, pero no traicionar a los españoles y rendirse a los terroristas.

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