Colabora
Agapito Maestre

ETA en Ayamonte y Matas en la calle

Olvídese, señor Rajoy, de los nacionalismos buenos y atrévase con un discurso nacional. Sólo a partir de ahí podrá sacar al país del salvajismo en que lo ha instalado Zapatero y los nacionalistas.

El salvajismo nacionalista avanza protegido por el Gobierno y el PP duda ante los nacionalismos moderados. Malo. Ha llegado el verano. El período de sesiones toca su fin. La espera es tensa. Zapatero y los criminales de ETA siguen estudiándose. Preparan sus últimos movimientos para sacar definitivamente al PP del espacio político. ETA avisa en Ayamonte, pero Zapatero sigue agazapado sin abrir la boca. ¿Por qué se esconde Zapatero? ¿Por qué no hace una declaración sobre el hallazgo de la policía de un coche de ETA lleno de explosivos? ¿Por qué no dice algo contra los criminales que querían atentar en Ayamonte? Las respuestas desaniman. Porque no le da la gana salir al foro público. Porque no le merece ningún respeto la ciudadanía. Porque es un político preso de los acuerdos con ETA.
 
Todo eso es verdad. Pero ¿no estará Zapatero también preso de terror? ¿Por qué él se iba a salvar de esa ola de terror que lo invade todo? El terror de ETA determina la calma chicha, la falta de tensión, entre el Gobierno y la oposición. Extraña situación. Todos esperando qué hacer, qué decir, cuando llegue el próximo zarpazo criminal. Extraño país. Esto más parece un territorio salvaje que una nación vertebrada por la justicia y la ley. Mientras un relativo desánimo embarga la conciencia de este cronista, me llega la noticia de la dimisión de un político. Mi estado mental cambia. Grito: bravo, por fin, el culpable de un desaguisado político es capaz de dimitir. Bravo, por fin, alguien da el salto desde la estulticia política a la dignidad personal.
 
Curioso. Estaba escribiendo sobre el enorme asco que me producía el Gobierno de Zapatero en su negociación con los criminales de ETA, cuando me llega la noticia de la dimisión de Matas, el responsable del fiasco del PP en Baleares. En un instante mi ánimo ciudadano ha cambiado. He visto luz donde sólo veía oscuridad. Se alegra mi cuerpo y mi alma. La política genuina siempre deja una ventana abierta a la esperanza. Ojalá se extienda este comportamiento civil en el resto del PP. ¿Para cuándo los dirigentes del PP de Cataluña se irán a su casa por su infecta política de alianzas con los nacionalistas? Y, sobre todo, tome nota,  señor Rajoy, del desastre de Baleares; y ya que no impidió que se presentara en las listas del PP la nacionalista Pau Janer, por favor,  no se deje llevar por los cantos de sirenas del llamado “nacionalismo moderado”.
 
Olvídese, señor Rajoy, de los nacionalismos buenos y atrévase con un discurso nacional. Sólo a partir de ahí podrá sacar al país del salvajismo en que lo ha instalado Zapatero y los nacionalistas. Inténtelo, entre otras razones,  porque este Gobierno aún no ha conseguido desmoralizar por completo a la sociedad española. Todavía quedan energías morales y políticas en un sector de la población para decir basta a un Gobierno que ha sustituido el sometimiento a la ley por el sometimiento al nacionalismo terrorista.

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario