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Fundación Heritage

El discurso de Bush sobre Irak

Las milicias radicales chiítas andan escondidas y muchos de sus líderes han muerto, han sido capturados o viven ocultos. Los terroristas de al Qaeda en Irak se han visto atacados de forma dura y repetida y los han echado de muchos de sus antiguos refugios

James Phillips

El presidente Bush pronunció un corto pero efectivo discurso la noche del jueves 13 de septiembre y aprovechó para pasar revista al progreso militar en Irak, para explicar por qué este progreso ahora permite que se dé inicio a una reducción de tropas estadounidenses y para recordar al pueblo norteamericano lo que se juega en Irak. Anunció que 5.700 de las 21.500 tropas de combate que participan en el incremento de tropas estarían en casa para Navidad, varios meses antes de lo que estaba programado. Remarcó que las tropas norteamericanas "regresarán con éxito" por la situación en Irak y no según calendarios arbitrariamente determinados por políticos en Washington.

Avances en el terreno

El presidente intentó aprovechar el reciente cambio en la dinámica del debate sobre Irak a raíz de la mejora en la situación militar. Esta semana de maratonianas sesiones en el Congreso protagonizadas por el general David Petraeus y el embajador de Estados Unidos en Irak, Ryan Crocker, han servido para cristalizar el consenso en Washington de que la situación militar en Irak está mejorando. Ahora, el presidente Bush intenta moverse rápidamente buscando apoyo en la opinión pública para seguir adelante con la nueva estrategia de contrainsurgencia desarrollada y puesta en marcha por el general Petraeus.

Bush afirmó: "Nuestros comandantes militares creen que podemos tener éxito. Nuestros diplomáticos creen que podemos tener éxito. Y por la seguridad de las generaciones futuras de americanos, debemos tener éxito". El fracaso en Irak sería una victoria para al Qaeda e Irán y una catástrofe humanitaria para el pueblo iraquí. Además, desataría fuerzas peligrosas que amenazarían la seguridad de Estados Unidos y sus aliados.

Buena parte del discurso del presidente se centró en los avances arduamente ganados en temas de seguridad dentro de Irak, especialmente en las regiones donde se concentró el aumento de tropas, Bagdad y sus alrededores, así como en la provincia de Anbar, antes un bastión de la insurrección. Tal como el general Petraeus declaró, los niveles totales de violencia han bajado, especialmente en las últimas semanas. Las bajas civiles han disminuido en un 45% desde diciembre de 2006. Los ataques suicidas y con coches bomba se han visto reducidos constantemente, de 175 en marzo a 90 el mes pasado.

Las milicias radicales chiítas andan escondidas y muchos de sus líderes han muerto, han sido capturados o viven escondidos. Los terroristas de al Qaeda en Irak se han visto atacados de forma dura y repetida y los han echado de muchos de sus antiguos refugios. Como dijo el general Petraeus: "Los objetivos militares marcados para el aumento de tropas se han conseguido en gran medida".

Progreso político atascado

Ahora el debate sobre Irak está cambiando y ha pasado de centrarse en la situación militar a cómo consolidar los éxitos militares y transformarlos en progreso político. Aunque el aumento de tropas se reconoce cada vez más como un éxito, muchos se preguntan si dará paso a una reconciliación política iraquí sostenible, algo necesario para estabilizar Irak.

El presidente Bush hizo frente al problema de forma directa: "El Gobierno (iraquí) no ha cumplido con sus propios objetivos legislativos y en mis reuniones con los líderes iraquíes, les he hecho saber que los deben cumplir". Dio pocos detalles sobre cómo lograr que se alcancen esos objetivos excepto al afirmar que "se está llevando a cabo la reconciliación local. Ahora la clave está en ligar este progreso en las provincias para progresar en Bagdad. Al cambiar la política local, también cambiará la política nacional".

Públicos diversos

Este discurso fue diseñado con diversos públicos en mente. El principal fue el pueblo norteamericano, a quien Bush ofreció un claro análisis razonado para continuar con la campaña bélica: "En Irak, un aliado de Estados Unidos está luchando por su supervivencia. Terroristas y extremistas que están en guerra contra nosotros por todo el mundo intentan derribar al Gobierno de Irak, dominar la región y atacarnos aquí en nuestra tierra."

Para los que argumentan que la lucha iraquí es simplemente una guerra civil, Bush trajo a colación el 11-S, recordando de forma implícita a la opinión pública que esos ataques terroristas vinieron desde un país metido en una guerra civil que Estados Unidos había desatendido. Según explicó el presidente, "un Irak libre se negará a convertirse en un refugio seguro para Al Qaeda" y será un socio de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo.

Bush tendió una rama de olivo a los miembros del Congreso: "Convengamos en una política de fortaleza en Oriente Próximo. Les agradezco que proporcionen fondos y recursos vitales para nuestras fuerzas militares. Y les pido que aúnen esfuerzos conmigo en apoyo de las recomendaciones que ha hecho el general Petraeus y en sus peticiones de número de soldados."

Apeló a los "vecinos pacíficos" de Irak (lo que excluye a Irán y Siria) y a la comunidad internacional para que hagan más en ayuda de los asediados iraquíes.

Y terminó con una nota de determinación: "Algunos dicen que los avances que estamos consiguiendo en Irak llegan demasiado tarde ya. Están en un error. Nunca es demasiado tarde para golpear a al Qaeda. Nunca es demasiado tarde para fomentar la libertad. Y nunca es demasiado tarde para apoyar a nuestras tropas en una lucha que pueden ganar."

Pero el éxito depende, en última instancia, de las vicisitudes de la política iraquí. Si los líderes políticos iraquíes continúan desperdiciando un tiempo tan valioso, los militantes fanáticos sunníes y chiítas lograrán finalmente encender de nuevo la mecha de una sangrienta debacle sectaria. Bush debería recordar a los líderes políticos de Irak que si no pueden resolver pronto cómo vivir juntos, puede que el próximo presidente de Estados Unidos no esté tan interesado en llevar la pesada carga de preservar un Irak unido.

©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

James Phillips es investigador especializado en estudios de Oriente Próximo del Instituto Kathryn and Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales de la Fundación Heritage.

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