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Thomas Sowell

La democracia de los lobbies

¿Qué es la democracia comparada con el apoyo procedente de los eco fanáticos? Sucede lo mismo a propósito de los sindicatos de profesores, el mayor lobby del Partido Demócrata.

Damos por sentado que elecciones significa votación secreta, aunque las cosas no siempre fueron así. Además, si la legislación presentada por los demócratas del Congreso y apoyada por el senador Barack Obama se convierte en ley, el secreto para los trabajadores que voten si quieren o no un sindicato en su empresa.

Antes de que hubiera secreto, los electores no se atrevían a expresar sus verdaderas preferencias si los que vigilaban su sufragio podían tomar represalias, ya fuera despidiéndolos, propinándoles una paliza o de otras formas. Cualquiera que se tome en serio la libertad de expresión deseará el voto secreto. El problema de los sindicatos es que un número cada vez mayor de los trabajadores del sector privado vota en contra la representación sindical. La proporción de trabajadores de este sector representada por sindicatos se han desplomado por debajo de 10%.

Puesto que los sindicatos están perdiendo el juego según las reglas actuales, la respuesta obvia es cambiarlas. En concreto, quieren eliminar las votaciones secretas cuando el Estado lleve a cabo elecciones para determinar si los trabajadores de una compañía o sector concreto quieren ser representados por un sindicato. Siendo los sindicatos apoyos de peso del Partido Demócrata (este año gastarán cientos de millones de dólares haciendo campaña a su favor) no es en absoluto sorprendente que los demócratas del Congreso hayan cerrado filas respaldando la legislación que permite a los delegados sindicales lograr su homologación como sindicato reconocido oficialmente tras haber conseguido reunir unas tarjetas firmadas por la mayoría de los empleados. Por supuesto, los sindicalistas sabrán quién les votó y quién no. Y pueden esperar el momento para tomar represalias, o perder la paciencia, o ambas cosas. Además, la propia plantilla lo sabe, de modo que puede encontrar aconsejable darse de alta en un sindicato, quiera o no.

Esta legislación fue aprobada el año pasado por la Cámara de Representantes, pero aún no por el Senado. "La convertiré en ley cuando sea Presidente de los Estados Unidos", ha afirmado Barack Obama ante la Federación Americana de Organizaciones Sindicales. El senador Obama ha dicho en muchas ocasiones que está en contra de "los intereses especiales". Pero al igual que la mayor parte de los políticos que dicen eso, se refiere a los intereses especiales de otros políticos. Los suyos nunca se llaman especiales.

Tampoco se denominan intereses los fanáticos verdes que apoyan a los demócratas. Pero estos grupos que durante décadas han impedido al país consumir el petróleo que se encuentra dentro de nuestras fronteras (por cierto, más que en Arabia Saudí) se encuentran entre los intereses especiales de mayor peso dentro del Partido Demócrata. También son un importante factor en la cancelación del proceso democrático de votación, en este caso, en la Cámara de Representantes, donde la presidenta Nancy Pelosi se niega a permitir que se someta a votación la perforación en lugares en los que los fanáticos no quieren.

Por supuesto que los demócratas del Congreso podrían votar a favor de prolongar la prohibición de las prospecciones en esos sitios. Pero no es probable que los electores que pagan cuatro dólares por un galón de gasolina estén de acuerdo con los eco-fanáticos (eso muestran últimamente las encuestas). Así que en vez de perder apoyo en las elecciones de noviembre por votar con los fanáticos, o el dinero que los ecologistas donan a las arcas del Partido Demócrata, Nancy Pelosi se limitaba a disolver la Cámara de Representantes para que no pudiera haber votación, y de paso apagaba las luces para que el canal de televisión C-SPAN no pudiera retransmitir los discursos de los republicanos protestando por lo sucedido.

Después de todo, ¿qué es la democracia comparada con el apoyo procedente de los eco fanáticos? Sucede lo mismo a propósito de los sindicatos de profesores, el mayor lobby del Partido Demócrata. No sólo dona dinero, sin que aporta agentes que recorren los distritos electorales la víspera de las elecciones movilizando a los leales para que voten. Ni siquiera el Caucus Negro del Congreso se atreve a votar a favor de los cheques escolares o de alguna otra forma de libertad educativa a la que se opongan los sindicatos de profesores. Es mejor dejar que una generación entera de niños negros se vea atrapada en escuelas fracasadas que dan trabajo a los profesores sindicados. ¿Intereses especiales? Qué va.

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