Menú

Violando a Palin

Sarah Bernhard advirtió a la gobernadora que, si aparecía por Manhattan, sería violada en grupo por sus amigos negros. Ignoraba que las feministas frecuentasen ese tipo de amistades o que pensasen que los negros pasan el rato violando a mujeres blancas.

No comparto el entusiasmo respecto a Sarah Palin. Caer rendido a los pies de un político cuando no se sabe nada de él es una frivolidad. El rechinar de dientes de los que hasta ayer elogiaban a Bush por su liberalismo a pesar de que el republicano ha seguido una política económica que ya quisiera el mismísimo Llamazares debería servirnos de lección a todos.

Mucho se ha dicho de la valentía de la gobernadora de Alaska, el estado más subvencionado de la Unión, al rechazar los fondos del Congreso para aquel "puente a ninguna parte". La realidad es otra: Palin apoyó el puente porque, según sus palabras, "no quiero obstaculizar el progreso". Fue después, cuando la iniciativa quedo bloqueada en el Senado gracias a políticos como McCain, ese al que muchos han pintado como un progre, que la ahora candidata vicepresidencial soltó su famoso "gracias, pero no". De nada.

El tremendo agujero que dejó en las arcas de su pueblo tampoco es precisamente un historial impecable desde el punto de vista del Estado limitado. Ni que contratase a un gerente para llevar los asuntos diarios de la localidad o que pagase a lobbistas para conseguir dinero de Washington.

Por otra parte, no es verdad que Palin sea una teócrata totalitaria, que se dedique a la caza de brujas. Algunas de sus opiniones me parecen carcajeantes, pero al menos no se ha dedicado a financiar ONGs afines, como hacen aquí los políticos de todos los partidos, y se mostró mucho más respetuosa con el imperio de la ley que buena parte de sus colegas republicanos. Intentó eliminar algunos libros de la biblioteca de su pueblo, pero ante la negativa de la bibliotecaria y de un grupo de vecinos, desistió. Pululan por internet listas de libros prohibidos por la entonces alcaldesa, pero en realidad esos listados pertenecen a organizaciones de extrema derecha a las que, por lo que sabemos, Palin mantuvo a una distancia más que razonable. Cuando el fiscal general de Alaska le dijo que discriminar por estado civil y/u orientación sexual era inconstitucional, la gobernadora no dudó en vetar una ley con la que quizá estuviera de acuerdo. Pero la Constitución es lo primero, y si no se cree así, mejor dedicarse a otra cosa.

En los últimos días, ciertos personajes del show business han volcado toda su ira y su machismo contra la gobernadora de Alaska, demostrando así que para mucha gente las minorías sólo valen como mascotas o piezas de decoración. Cada uno en su sitio.

El programa nocturno Saturday Night Live produjo una pieza satírica en la que se sugería que el marido de Sarah Palin mantenía relaciones sexuales con sus hijas. Para los igualitaristas zurdos, que un señor gane menos que su mujer o que pase más tiempo que ella con sus hijos es algo ridículo. Su mentalidad estrecha les dicta que eso sólo puede ser perversión, pues ningún macho que se vista por los pies haría una cosa así. ¡Qué modernos! Como explica Cathy Young en las páginas del Wall Street Journal, en el caso de algunas feministas, el hecho de que Palin haya conseguido ser una superwoman gracias precisamente a la ayuda de un hombre es algo simplemente imperdonable para lo que ellas consideran que debe ser una auténtica mujer.

Otras, como la activista lesbo-marxista Beatriz Gimeno, acusan a la gobernadora de querer recortar los derechos de las mujeres, aunque al menos la española reconoce, bien a su pesar, que "a la izquierda mundial más le vale ponerse las pilas en ese sentido. Es increíble que la derecha lleve la delantera en cuanto a la promoción de mujeres a los máximos puestos de poder". Algunas veces, lo único que hace alguna derecha es promover a personas, independientemente de su sexo.

Uno de los ejemplos más llamativos de maltrato a Sarah Palin lo protagonizó la humorista Sarah Bernhard, conductora de un late night golfo desde Nueva York, quien advirtió a la gobernadora que, si aparecía por Manhattan, sería violada en grupo por sus amigos negros. Ignoraba que las feministas frecuentasen ese tipo de amistades o que pensasen que los negros pasan el rato violando a mujeres blancas. El catálogo de barbaridades proferidas no hará sino aumentar de aquí a las elecciones.

Como dice Andrew Breitbart, fundador de la web de noticias breitbart.com y autor de Hollywood interrumpido: locura chic en Babilonia:

Nunca, desde el linchamiento a Clarence Thomas durante las sesiones de confirmación en el Congreso en 1991, los progres de Hollywood y la elite mediática habían conspirado de forma tan abierta para negar a una minoría [mujer blanca, republicana, conservadora y evangélica] el derecho a la libertad de pensamiento y expresión de sus ideas políticas.

Thomas, el magistrado negro del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, fue víctima de una conspiración de origen desconocido que intentó retratarlo como un ser bestial, mitad hombre mitad mono, un depredador sexual obsesionado con el tamaño de su pene. El senador Joe Biden, maestro de ceremonias de aquel aquelarre desde su puesto de presidente del Comité Judicial del Senado, aún no se ha disculpado. Los negros de su estado, Delaware, han seguido votándole de forma masiva. Ellos sabrán por qué, aunque a mí me cuesta entenderlo.

En Internacional

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal