La noticia de que la bandera de España ondea en el palacio de los Ajuría ha sido presentada a los medios de comunicación, y así lo han transmitido, como el triunfo del bien sobre el mal, pero ni es lo que parece, ni todavía hay motivos para sentirse satisfechos.
Si todos los cambios políticos que va a hacer López son como el de colocar la bandera de España en la sede del Gobierno Vasco y en su residencia oficial, vamos aviados.
La bandera de España se ha colocado tarde y mal. Y digo tarde porque López ha tardado más de cien días en instalarla (supongo que él y su familia habrán tardado bastante menos tiempo en ocupar el palacete oficial ¿no?). Se ha instalado tarde a pesar de lo que esa bandera representa, a pesar de lo que la ley establece, y a pesar de que la sentencia del Tribunal Supremo le confirmaba que tenía que hacerla ondear de forma permanente. Si la sentencia del Supremo se hubiese publicado en la época de Ibarretxe posiblemente la bandera habría sido colocada bastante antes.
Tampoco es motivo de alegría ver que las banderas ondean en el mástil más pequeño que ha podido encontrar, ya que por su altura es el clásico mástil que se coloca en interiores, en los vestíbulos de baja altura, o que se coloca circunstancialmente en exteriores para actos protocolarios, pero nunca como mástil para hacer ondear permanentemente una bandera a ras de suelo en el exterior de un edificio público. Hasta las plantas de los tiestos que están junto a ellas las rebasan casi en altura.
López debe tener en cuenta que las víctimas de ETA lo han sido por lo que esa bandera representa –"La bandera de España simboliza la Nación, es signo de la soberanía, independencia, unidad e integridad de la Patria y representa los valores superiores expresados en la Constitución"– y, como le he comunicado a uno de sus colaboradores, "son tan miserables las astas que tu jefe ha instalado que en caso de acordarse colocar las banderas a media asta por un grave y desgraciado atentado o por otra causa, no podrá hacerlo sin que las banderas se encuentren por el suelo".
Desconozco los motivos que han llevado a López a tomar la decisión de colocar tan tímidamente la bandera de España y de forma tan tardía, quizás lo ha hecho para no molestar a los nacionalistas, o por alguna otra oscura razón, no lo sé; lo que sí sé es que cualquier concesionario de automóviles coloca los estandartes de su empresa con mayor gallardía.
Una vez que se ha decidido a cumplir la sentencia del Tribunal Supremo, esperemos que lo haga con dignidad y en toda su extensión, no como hasta ahora. Esperemos que cumpla la Ley 39/1981 y haga ondear de inmediato la bandera de España en el exterior de todos los edificios dependientes del Gobierno vasco, es decir, en las comisarías de la Ertzaintza, en los institutos, en los juzgados... y que no haga falta exigir el cumplimiento de la sentencia.