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Guillermo Dupuy

La memoria "pequeñita" del PSOE

Para la desmemoria de los socialistas, nada como los complejos, nada pequeñitos, de un PP que, a pesar de su historia democrática, insiste en "pasar página" y mirar a un futuro contaminado por las manipulaciones que sus adversarios hacen del pasado.

Tanta memoria histórica, tanta memoria histórica y ahora resulta que la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, se escuda en que en 1996 era "prácticamente pequeñita" –iba a cumplir 20 años– para no tener que comentar a fondo la noticia publicada en el diario El Mundo según la cual el PSOE pagó, poco antes de las elecciones generales de aquel año, 35 millones de pesetas a Amedo para que cambiara su declaración sobre los GAL.

Así las cosas, menos aún nos habrá de extrañar que Pajín tampoco tenga comentario alguno que hacer al hecho de que sus abuelos paternos fueran destacados falangistas, tal y como también publica este lunes el diario La Gaceta.

Vaya por delante que a mí no me parece más indecoroso el haber militado en la Falange que haberlo hecho en el PSOE o en el Partido Comunista en unos tiempos en que ambos partidos envilecían el concepto de "democracia", cuando no la atacaban abiertamente como "engañifa burguesa" o la pretendían remplazar mediante la violencia por la "dictadura del proletariado". Ni que decir tiene que tampoco comparo el hecho de militar honradamente y de buena fe en esos partidos con el hecho de haber llevado a cabo sobornos destinados a encubrir la participación de altos cargos del Gobierno y del Partido Socialista en la creación de los GAL. Tampoco voy a hacer, finalmente, responsable a Pajín de lo que haya podido hacer en el pasado miembros de su familia o de su partido.

Sin embargo, y tal y como ya apuntaba al principio, no deja de llamarme la atención estas lagunas en la memoria de muchos dirigentes socialistas, cuando al tiempo se llenan la boca con lo de la memoria histórica y se sienten infundadamente orgullosos del turbio pasado de su partido. Esa desmemoria o memoria selectiva de los socialistas arranca desde el mismo momento de escoger las siglas de un partido cuya historia, antes y después del advenimiento de la democracia, tiene numerosos capítulos bochornosos que incluyen alzamientos violentos contra la misma legalidad republicana que decían defender, amenazas de muerte y asesinatos de adversarios políticos, proclamas totalitarias o innumerables muestras de apoyo a las dictaduras comunistas. A esos capítulos se han sumado otros, como la corrupción generalizada, los ataques institucionalizados a la separación de poderes, la "guerra sucia" y la malversación de fondos públicos de los GAL. O esos otros como los que, ya no siendo Leire Pajin tan pequeñita, ha protagonizado su partido llevando a cabo sucios "procesos de paz" con la ETA, vulneraciones encubiertas de la Constitución mediante estatutos soberanistas o mostrando solidaridad a no pocos sátrapas y dictadores del planeta. Eso, por no hablar de la inolvidable, repugnante y pública contribución socialista para que la lógica ira ciudadana causada por el 11-M no se dirigiera contra los autores de la matanza sino, tal y como querían estos, contra el Gobierno contra el que políticamente iba dirigida la masacre.

Claro que para contribuir a la desmemoria de los dirigentes socialistas, nada como los complejos, nada pequeñitos, de un PP que, a pesar de su intachable historia democrática, insiste en "pasar página" y mirar a un futuro contaminado por las manipulaciones que sus adversarios hacen del pasado.

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