Se acercan las fiestas más importantes para los cristianos: el Nacimiento de Jesús, fiesta que solo deberíamos celebrar los que tenemos fe y creemos en Cristo. En estas fiestas familiares y de renovación de la amistad de los amigos se abusa mucho de las comidas y de las bebidas. Dado que hoy en día la ciencia ha avanzado de tal manera que conocemos lo bueno y lo malo del colesterol, reflexionamos sobre ello a petición de muchos de nuestros lectores.
¿Qué es el colesterol? Los que estudiamos un buen bachillerato recordamos que la terminación –ol– significa alcohol; pues bien, el colesterol tiene un radical alcohol en su molécula pero no actúa como tal, sino como un lípido complejo imprescindible para la vida, ya que son múltiples las funciones que hace en nuestro organismo.
¿De dónde nos viene esta molécula tan importante? El colesterol se origina de dos formás: a saber, la vía endógena que es la que sintetiza el colesterol en nuestro organismo, y la vía exógena, que es la que nos llega a través de la alimentación y es la que debemos cuidar, ya que más o menos con el colesterol que nosotros sintetizamos podemos vivir.
La OMS recomienda no pasar de 200 mg, ya que cifras mayores pueden originarnos diferentes patologías. En España, con la dieta mediterránea podemos aumentar un poco más esta cifra, hasta 220 mg. La molécula es una grasa y necesita de otras sustancias que la trasporten; a estas sustancias las conocemos como lipoproteínas y son de tres clases: LDL (Lipoproteina de baja densidad), VDL (Lipoproteina de muy baja densidad), HDL (Lipoproteina de alta densidad).
Esta última es la que conocemos vulgarmente como la del colesterol bueno –que viene a ser entre el 35-40% del colesterol total–. Trabajos recientes demuestran que este colesterol es también protector cardiovascular.
Es muy importante que conozcamos nuestra cifra de colesterol y en caso de tener cualquier anomalía, seguir las instrucciones de nuestro médico.
Nosotros aconsejamos sobre todo con esta fiestas moderación en las comidas y bebidas, no hagamos ningún exceso y nuestra alimentación sea a base de carnes y pescados a la plancha, verduras cocidas, frutas, bebidas normales –tales como buenos vinos en las comidas–, no abusar de los fritos, no abusar de las bebidas espirituosas y tomar y aliñar con aceite de oliva español.