Cuatro son los candidatos a suceder a Zapatero. Cuatro Jinetes del Alba sobre pálidas monturas. El primero es Rubalcaba, aunque le pese el Faisán y no cese el GAL. Corre a su favor la usucapión: si de manera pacífica e ininterrumpida continua poseyendo la Presidencia hasta que Zapatero decaiga, la propiedad será, casi legalmente, suya. El segundo es Bono. Bono es el gran apoyo de Bono pero es rapaz y cuando hace algún tiempo le abandonó la esperanza de heredar la Corona se dejó llevar y se hizo traer. Se cometieron errores, rastros quedaron en la arena y las pisadas llevan, todas, hasta su puerta. La tercera es Carmen Chacón. Tiene a su favor el ser mujer, de Miguel Barroso mujer. Barroso es listo, es ambicioso y domina la comunicación. O la posee. Tiene en su contra Chacón ser catalana, no porque el resto de los españoles no la vayan a votar sino porque no la voten en Cataluña... no sea que se reviente el hecho diferencial, húndase el corralito y salte Matrix. La manufactura del agravio es la primera fuente de riqueza de la elite catalana desde hace siglo y medio. Sabe Barroso lo que es trabajar para Rubalcaba, sabe Chacón lo que es estar bajo Rubalcaba así que le tienen la medida tomada.
De los cuatro muleros el de la mula torda es Zapatero. Sólo necesita un parado menos o media tregua más y Zapatero sucede a Zapatero. Él quiere seguir, con toda su alma. Sólo necesita una buena trifulca entre aspirantes. Si Bono sujeta a Rubalcaba mientras Chacón les pasa, si Chacón distrae a Rubalcaba mientras Bono se explaya. Si Rubalcaba se despierta en septiembre y el Faisán sigue allí, Zapatero vuelve. Su problema son las elecciones de mayo. Zapatero mira el cuerpo electoral como se mira un gangrenado los dedos de los pies. Con añoranza. ¿Puedo seguir si pierdo todo pero conservo Sevilla? ¿Contará Asturias? ¿Y si aguantamos en Extremadura y Castilla-La Mancha?
Juega Zapatero con la idea de anunciar ya, quizá este mismo fin de semana, que no se presenta. Rompe la campaña electoral, la estrategia de Rajoy y, lo que es más importante, se blinda. Si hay catástrofe podrá intentar mitigar su responsabilidad, si sólo es bofetón puede controlar la sucesión y si es coscorrón siempre puede sacrificarse y continuar. La llamada de la selva.
Mientras tanto Rajoy teme que las frenéticas vueltas y revueltas de Zapatero tengan alguna utilidad. Que haya método en la locura. Que los dimes y diretes del Gobierno no sean la algarabía final de los condenados sino el preciso sortilegio que le lleve a perder las elecciones. Teme Rajoy, como temía el personaje de La Torre Herida por el Rayo de Arrabal que en los lóbregos sótanos del Interior de Rubalcaba exista una enciclopedia búlgara, un pergamino de alquimista o un detallado plan redactado a pachas, en memorable noche de copas y petas, por Voldemort y el entero Club Bilderberg y que ese plan contenga indicaciones precisas de cómo el PSOE puede ganar las próximas elecciones.
Y bajo la espuma, cuatro millones y medio de españoles no tienen trabajo. De ellos dos millones largos no volverán a trabajar nunca. Un cuarenta por ciento de los menores de 25 años no encuentran empleo. El mismo nacionalismo catalán que desprecia al Tribunal Supremo e ignora sus sentencias se apresta a reclamar el cupo y en él todo lo que quepa. En varias comunidades los padres no pueden elegir idioma para la enseñanza de sus hijos, en ninguna pueden elegir colegio. Aumentan las prohibiciones hasta lo cubano. Se tambalea el sistema financiero. La morosidad bancaria se sitúa cerca del 6%, donde no había estado desde el 95. El crecimiento de la deuda y su servicio nos aseguran mayores impuestos futuros. La inflación levanta su fea cabeza y con ella las subidas de tipos, vuelve a crecer el Euribor, subirán las hipotecas.
No es cierto que la orquesta tocara en la cubierta del Titanic. No pudieron. Estaban ocupados eligiendo quien habría de ser primer violín.