"Los suplementos vitamínicos pueden ser peligrosos en personas mayores", tituló El País. No es la primera vez, ni será la última, que los suplementos nutricionales generan grandes titulares. Siempre, o eso parece, que dicho titular resulte crítico o negativo. Devaluar los suplementos resulta ser una práctica de tabloide rentable. Pero vayamos al estudio en que se sustenta aquel titular. El nombre del mismo, que sorprendentemente ni menciona el artículo, es el Iowa Women’s Health Study. Un estudio que acumuló los datos de 39.000 mujeres y cuyos sesgos resultan más que sorprendentes.
Por ejemplo, si a una mujer le diagnosticaban una enfermedad grave en estado avanzado, a partir de ese momento y no antes comenzaba a consumir suplementos de manera diaria y terminaba falleciendo en unas cuantas semanas, estadísticamente el estudio obviaba esa sucesión de hechos y consideraba a esa mujer una consumidora habitual de suplementos que fallecía prematuramente. Esto es, como si los hubiera estado consumiendo los 5, 10 o 20 años precedentes. Lo cual desafía cualquier sentido común.
Además, no se tuvo en cuenta un crucial factor de confusión. ¿Y si el 13% de las consumidoras de suplementos tomaban hormonas que se sabe que aumentan la mortalidad? Los autores decidieron pasar por alto este factor al agregar los datos, y dado que las no consumidoras de suplementos tomaban en mucha menor proporción esas hormonas, añadieron otro nuevo sesgo al estudio. Hay más.
Como siempre he remarcado, obtener los beneficios de determinados tipos de suplementos no consiste en adquirir el primero que uno encuentra. Igual que la bollería industrial nunca la recomendaría, como en los alimentos también en los suplementos hay productos basura. Es importante consumir adecuados niveles de vitamina D, y ser muy cauto con la vitamina A en su forma retinol en tanto fácilmente una dosis media-alta destruye beneficios de la vitamina D. Pues sin ir más lejos, multivitamínicos con dosis bajas de vitamina D y megadosis de vitamina A retinol fueron más que habituales entre las mujeres del Iowa Women’s Health Study. Sólo este hecho sería suficiente para explicar un resultado no favorable en mortalidad. Otro aspecto que contribuyó a hacer de este estudio un auténtico panfleto de la incompetencia estadística fue que los datos de consumo de suplementos se basaron en cuestionarios sobre qué se había estado consumiendo, todo ello sin ningún método de verificación. Imagínense trazar el historial de consumo de suplementos durante 22 años de este modo.
Pero incluso hubo un sesgo peor, tomar una pequeña parte añadida por el todo: ¿y si añadimos un componente perjudicial (una parte) en un multivitamínico y concluimos que es malo consumir multivitamínicos (el todo)? El componente perjudicial fue hierro, un potente oxidante cuya suplementación en la mayoría de personas aumenta significativamente el riesgo cardíaco, de cáncer y decenas de otros problemas. Por su parte, estudios con un mejor diseño y un resultado claramente favorable al consumo de multivitamínicos parecen no interesarle a la prensa. Asustar vende, aunque sea mentira.
Recientemente también se publicó otro estudio negativo para los suplementos que, cómo no, acaparó titulares. En esta ocasión, suplementar vitamina E aumentaba el riesgo de cáncer de próstata. Se trata del estudio SELECT y si piensas que el modo en que se realizó fue otro fiasco y los titulares más propaganda, estás en lo cierto. Ya en 2008, la fundación Life Extension predijo un resultado catástrófico al estar suplementando sólo la fracción alfa-tocoferol ¡y además sintética de la vitamina E!
Los suplementos de mala calidad y deficiente formulación por supuesto no son beneficiosos. Mientras, y gracias al sensacionalismo periodístico, la industria farmacéutica espera sentada sus particulares beneficios de la no difusión de la verdad sobre el consumo de la correcta dieta y los adecuados suplementos. Una sociedad con un irremediable sino de enfermedad que le demande sus cada vez más costosas intervenciones médicas y farmacológicas.