Y quién quiere la integración europea aparte de la casta política, y dentro de ella la subcasta periodística.
Lo mejor sería marcharnos de esta cosa del euro que pone la política monetaria al servicio alemán, y de esta cosa burocrática en que se ha convertido el mercado común.
Europa no será jamás una nación, porque carece de una lengua de comunicación, porque hay una cantidad de barreras idiomáticas y culturales que hacen imposible la libre circulación efectiva de personas, que sean aceptadas como iguales en cualquier país.
Lo que sí que puede haber, y empieza a haber, es una dictadura bajo formas pseudodemocráticas de un grupo de funcionarios y políticos, al servicio de sí mismos y de los alemanes.
No, el problema de la ue es la propia ue y la ingente cantidad de parásitos que de ella viven, matando a los ciudadanos, tanto más cuanto más honrado sea.
Y Alemania no es que se haya dedicado a regalar dinero a los demás; también se benefició -y mucho- en su día con el crédito barato y el crecimiento -sobre arenas movedizas- de España... Y ahora, evidentemente, pretenden no perder dinero, o perder el menos posible.
Por ahora, los españoles deberían dar las gracias a Hollande por el apoyo en el día de hoy que nos ha permitido un poco de aire.