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Pedro de Tena

El imperfecto liberal hispanoandaluz

Habría que escribir "El libro del imperfecto liberal hispanoandaluz", que podría ser el germen de un movimiento político y cultural que contribuyera a sacar a Andalucía de esta tela de araña irrespirable.

Recordaba, gracias a Carlos Alberto Montaner, al perfecto idiota latinoamericano que regresó en 2007 y me sonreía pensando en el libro que podría escribirse sobre –incluso la idiotez, que incluye un engreimiento injustificado, tiene una categoría inalcanzable para algunos– la estupidez del progre habitual andaluz. Un idiota, por su excesiva consideración de lo privado y propio, difícilmente se haría daño a sí mismo. Pero un estúpido, como define la tercera ley de la estupidez humana, la ley de oro enunciada por Carlos M. Cipolla, es quien hace daño a una o a muchas personas sin obtener siquiera provecho para sí e incluso dañándose a sí mismo. Habría que excluir, por tanto, de esta muchedumbre a quienes pertenecen a la oligarquía del régimen andaluz y se han beneficiado abundamentemente de los recursos de los demás. Nos quedan, pues, en la categoría –dicho sea con el mayor de los respetos–, la mayoría de los afiliados y simpatizantes de los partidos de la izquierda andaluza y, por supuesto, la totalidad, o casi, de sus votantes. Podría justificarse su esencial estupidez en aplaudir y votar el mayor fiasco político de la historia andaluza reciente, 30 años de gobierno y no haber conseguido un desarrollo cabal de las potencialidades de la comunidad.

Pero, claro, sonreí más aún, podría escribirse un ameno y divertido libro sobre los piratas o malvados que forman parte de eso que llamamos régimen andaluz. Un malvado total, por seguir el hilo de la bobina, es quien hace daño a una o a muchas personas para beneficiarse de su poder, riqueza, inteligencia o valores. Esto es, daña para arrebatar bienestar a otros y quedárselo él. Por tanto no es estúpido, porque este produce daño a discreción. Quizá lo más atrayente de tal libro radicaría en describir cómo el pirata elabora toda una doctrina sobre su bondad con destino a los más tontos o memos de la tribu. Especialmente divertidos deberían ser los casos prácticos, sección en la que cabría detallar cómo los malvados y sus expertos distorsionan y desfiguran los hechos más simples para conseguir el asentimiento y la admiración de su rebaño. Por ejemplo, el esfuerzo actual del PSOE andaluz en la sainetesca Comisión de Investigación de los ERE para convertir el fondo de reptiles a su servicio en una obra de misericordia de un puñado de héroes y santos. Pero ese libro ya está casi escrito en las entregas de La Tela de Araña Andaluza.

Llegado a este punto, tuve que preguntarme: "¿Cuántos y quiénes quedan?". Los que no saben nada de nada, bultos a merced de la veleta; los que no quieren saber nada de nada, aunque saben bastante pero temen, y quienes sabiendo lo que saben hacen el juego a los malvados cediéndoles terreno sistemáticamente y patrocinando el festival perpetuo de la estupidez. ¿Están todos? No, quedan más, aunque son pocos. Perduran todavía los que aman los hechos y la libertad, pero viven aislados, sin conexión, sin defensa, sin altavoces y sin el calor del ánimo mutuo.

En ese momento se hizo la luz en mi cabeza y comprendí que el libro que debería ser escrito es otro: El libro del imperfecto liberal hispanoandaluz (nada puede ser perfecto para un auténtico liberal, ni siquiera el liberalismo), que podría ser el germen de un movimiento político y cultural que contribuyera a sacar a Andalucía de esta tela de araña irrespirable de malvados, cobardes y rendidos y a inventar otro destino para ella. Los estúpidos, nosotros mismos también según las ocasiones, siempre estarán con nosotros. Por eso, su libro puede esperar. 

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