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Eva Miquel Subías

Entre la seda y el poliéster

Lo cierto es que está siendo una semana de lo más estresante. De lo más. Y de tendencias de todo tipo, oigan.

Lo cierto es que está siendo una semana de lo más estresante. De lo más. Y de tendencias de todo tipo, oigan.

El Debate sobre el Estado de la Nación que arrancó hoy ha tenido lugar entre la resaca de las reivindicaciones ya habituales –intermitente y sospechosamente habituales– de algunos actores y actrices durante la ceremonia de entrega de los Premios Goya y el desarrollo de la Mercedes Fashion Week.

Una vez superada la Gala, donde hemos podido ver a las actrices luciendo glamourosos vestidos, aderezados, en algún caso, con una buena dosis de bilis –es lo que tiene el estar conteniéndose tanto tiempo–, le ha llegado el turno al Presidente del Gobierno.

Convencida estoy de la idea de que actores y modelos comparten los mismos nervios escénicos que cualquier político a la hora de subir a la tribuna en un día como el de hoy. No me cabe la menor duda.

Y de hecho, comparten, asimismo, modas. Algunas pasajeras, otras más permanentes. Otras, con angustioso deseo de instalarse.

El mediodía de hoy se vio marcado por la colección Fall-Winter 2013-2014 de Amaya Arzuaga, con la personalidad de sus tejidos y formas absolutamente consolidadas – junto a la novedad de la incorporación de su línea masculina–, y por la intervención del líder de la oposición tras el estreno matinal del presidente del Gobierno.

Difícil elección. No crean. Estuve del todo tensa hasta bien entrada la tarde.

Lo pensaba mientras se sentaba a mi vera un tipo con una chaqueta amarillo piolín, con unos pitillos negros y unos zapatos salón con plataforma de lo más sugerente. "Soy estilista y asesor de imagen", me susurró. "Vamos, peluquero". Me apostilló.

Llevaba un pinganillo en su oído izquierdo pero no me atreví a preguntar si estaba conectado a la espera de que se reiniciara el debate. No lo vi del todo claro.

Y es que el Winter 2013 del Congreso no es poca cosa. La colección de invierno de España ha traído consigo tejidos de lo más calentitos, de hecho. Asombrosamente calentitos.

Mariano Rajoy –debo decir– me sorprendió en un par de ocasiones. A su habitual ironía, la contundencia le sienta bien. Mostró su capa de cashmire, pero la dejó a un lado en varios momentos arriesgándose a coger frío. Y eso me gustó.

Sin embargo, Alfredo Pérez Rubalcaba no nos falló. Y nos enseñó su fondo de armario. Práctico como pocos. Esos little black dress con un toque de colorcillo en la manga que sirven tanto para un cóctel, como para una cena con amigos como para una escapada con un amante en mitad de la noche. Versátiles a tope.

Y es que en España, la tendencia de los últimos tiempos viene marcada por aires caribeños. No en vano, el evo-chavismo va tomando posiciones influyendo en las calles a modo de mareas diversas, y de un modo particular poniendo como ejemplo a viejecitas que no pueden hacer frente a esa brutal ofensiva que supone la amenaza de esa cruel sombra de una posible sanidad privada.

De mi paisano, cuya intervención tenía de fondo mientras esto les contaba, prefiero reservarme para los próximos días. A pesar de que escogió unos tonos bastante conservadores y se ciñó a su puesta en escena más convencional.

Mañana jueves continuarán. Y se incorporarán al debate el resto de grupos de la oposición. Y francamente les digo. No esperen propuestas arriesgadas ni soluciones efectivas.

No crean que visualizarán nuevos tejidos con formas novedosas. Porque si me permiten, lo que una servidora intuye es que lo que vamos a ver es –mucho me temo– simple poliéster. Pero vamos, no me lo tengan demasiado en cuenta. Simple aficionada.

En España

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