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Cristina Losada

“Que viva España”

Como diría Savater, "han pasado de odiar a España a llamar 'español' a todo lo que odian". Ojo al parche.

Le ha gustado mucho a la peña que unos Mozos de Escuadra recibieran a Artur Mas con el estribillo del pasodoble de Manolo Escobar, además de silbidos y petardos. A mí no. Claro que yo soy una aguafiestas de tomo y lomo. Tanto lo soy que todo eso del abucheo como forma de expresión política me parece una filfa. Me da lo mismo, es más, pienso que son expresión de lo mismo, los silbidos al himno nacional por las aficiones del Barcelona y otros equipos, los gritos contra los Príncipes en el Liceo de Barcelona, los abucheos a un presidente del Gobierno durante un desfile, y todo lo similar sucedido estos años, que no es poco.

No discuto que se proteste contra los recortes de Mas, contra el ministro Wert, contra la reina de España, contra el presidente del Gobierno o contra el lucero del alba. Discuto el cómo y el dónde. Porque en esas variables se juega que se trate de una acción política o de una gañanada. El hecho de que se vengan aprovechando actos institucionales para sabotearlos dando curso vocal a lo que el personal lleva dentro no es, como se pretende, signo de gran conciencia política, sino de ciudadanía desvertebrada y, en más de un sentido, maleducada.

Entre nosotros, y no es de ahora, la grosería campa a sus anchas: no hay más que poner la tele. La incursión en la política y aledaños de los modos y maneras de los hooligans es un fenómeno que se extiende más allá de estos episodios de los que hablo. Sobran hooligans y faltan ciudadanos. Dicho con mayor precisión, los hooligans prevalecen sobre los ciudadanos. Son ellos los que ocupan -y es a ellos a quienes se concede- el primer plano. Son ellos y sus gamberradas los que reciben la codiciada atención mediática.

Visto lo cual, no extrañe la desorientación. Así, la gañanada de los doscientos Mozos de Escuadra se ha celebrado como un puntapié a Artur donde más le duele. Qué le puede hacer rabiar más a Mas que cantarle "Que viva España", era aproximadamente el razonamiento. Un razonamiento de rabia, rabiña, aunque ya que estamos en esas, a mí se me ocurren lemas de protesta que sí le fastidiarían. Casi todos riman con consulta.

En realidad, no hay motivo alguno para que a Artur Mas le moleste que unas personas que le protestan utilicen el español y el famoso estribillo de Escobar a modo de burla. Lo español, o sea, es para mofarse. Todo en orden. En el blog del periodista Santiago González se daba con el quid de la cuestión. Venía a decirse allí que Mas estará encantado de que se use lo español para insultar, y se ilustraba la idea con algo que escribió Fernando Savater a propósito de los nacionalistas vascos: "Han pasado de odiar a España a llamar 'español' a todo lo que odian". Ojo al parche.

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