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Daniel Blanco

Del paseo al disgusto

La Liga se pone al rojo vivo. El Madrid sacó tajada de esta jornada y espera la próxima al acecho.

Pasó por encima el Barcelona del Sevilla durante 40 minutos, los primeros del partido. Con fútbol exquisito, con toque, con velocidad, con presión. Desarbolando al cuadro andaluz como mejor sabe hacer, como mejor sabía hacer hace algunos años, no tanto éste, con otro estilo impuesto por Luis Enrique. Pero la vuelta al pasado le vino bien al equipo culé. Goles de Messi y Neymar, y ocasiones para cerrar el encuentro. Sin embargo, un error de Bravo metió en el partido al cuadro local

Así es el fútbol, tan caprichoso. Mereces golear, pero ganas por 1-2 al descanso. Te vas sufriendo cuando el dolor de cabeza de visitar un estadio tan complicado como el Pizjuán, debería haber pasado a la media hora. Volvió el Barcelona a su fútbol eficaz diez minutos, los primeros de la segunda parte. Tuvo Suárez en dos ocasiones el 1-3, pero el uruguayo vivió su peor noche de azulgrana. El Barcelona no cerró el partido y prefirió controlar. Lo hizo bien hasta que se le complicó una salida de balón muy sencilla. Piqué le regaló la pelota al rival. Gol de Gameiro. Es duro ver cómo empatas un encuentro que has merecido ganar, pero la Liga es contundente con el que perdona, castiga los errores. Nunca fueron tan vitales dos desaciertos propios. Esto es el fútbol.

Se puede criticar el nuevo estilo de Luis Enrique, el que ha imprimido este año el asturiano. No le ha salido mal hasta ahora, el liderato lo demuestra, pero sí es verdad que es una nueva escuela a la que el Barcelona no está tan acostumbrado. Con el resultado corto, el técnico prefiere controlar que ir a por el gol que mate el partido, sobre todo fuera de casa. Ya estuvo a punto de costarle caro en Vigo. Le ha salido mal en Sevilla.

En París tiene este miércoles otro examen importante el cuadro de Luis Enrique. Y ante el Valencia, otro, y ante el PSG en la vuelta de la eliminatoria, otro. Pasarlos será una odisea pero se salvará un escollo. Sucumbir y suspender alguno puede costar caro. Además se intuyen algunos problemas al técnico de orden interno, como las tonterías de Neymar cuando es sustituido. Bien es cierto que es inexplicable el cambio en el Pizjuán, cuando el brasileño estaba siendo el mejor. Pero inexplicable también es que el jugador proteste siempre una sustitución, le exija en todas las ocasiones a Lucho una explicación. Es una falta de respeto para el que entra.

La Liga se pone al rojo vivo. El Madrid sacó tajada de esta jornada y espera la próxima al acecho. Lo bueno para los blancos, que inexorablemente un resultado así, como el del Barcelona en Sevilla, siempre genera dudas. Lo malo, que los de Ancelotti tienen también que visitar Sevilla y no parece, ya está claro, plaza sencilla. La Liga se nos viene encima con un torrente de emociones complicadas de atenuar. Esto sí que es fútbol. Disfrutemos.

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