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Guillermo Dupuy

Adiós al pacto PSOE-Ciudadanos

Si los sondeos de 'La Razón' son algo más que un sueño húmedo de Francisco Marhuenda, estaríamos ante la necesidad de un acuerdo entre Rajoy y Rivera.

No creo que de la reunión que mantendrán este miércoles Pedro Sánchez y Pablo Iglesias vaya a salir nada que fuerce a Ciudadanos a dar por finiquitado su acuerdo con los socialistas. Por el contrario, soy de la opinión de que ese encuentro entre los dirigentes del PSOE y de Podemos no va a ser más que un propagandístico paripé, una forma de escenificar un desencuentro ante sus respectivas parroquias, tal y como lo han entendido los propios dirigentes de Ciudadanos, que no se sienten traicionados.

Ahora bien, el acuerdo sellado con toda solemnidad por el secretario general del PSOE y por el presidente de Ciudadanos hace un mes, así como la unidad de acción negociadora que se ha mantenido, salvo con Podemos e IU, están muertos, y no menor paripé va a ser la versión mejorada de dicho acuerdo que ambos partidos van a ofrecer esta semana, en la que –según dicen– se incluirán correcciones no significativas aportadas por los grupos a los que se ha presentado, entre ellos la patronal, los autónomos, los representantes del tercer sector y de las empresas energéticas.

Ninguna corrección de este tipo va a resucitar un acuerdo que murió al poco tiempo de nacer por la simple razón de que para seguir con vida necesitaba el consentimiento de otros partidos que no lo habían alumbrado. Es una lástima, porque aquella criatura socialdemócrata, fiel a la nación española, hubiera evitado el riego de un gobierno de frente popular/secesionista, al tiempo que hubiera permitido al PP recuperar sus traicionadas señas de identidad liberal-conservadoras. Pero entre que Rajoy no está dispuesto a apoyar ningún gobierno socialdemócrata que no le tenga a él como presidente y que Pedro Sánchez se dedicó a fustigar al PP, único partido que le hubiera permitido acceder a la presidencia sin el apoyo de Podemos, el pacto entre Ciudadanos y el PSOE murió nada más nacer.

Lo peor es que no creo que vayan a resucitarlo unas nuevas elecciones: la mayoría de las encuestas pronostican que no van a producirse cambios sustanciales, y, si los sondeos de La Razón –únicos que señalan la posibilidad de que PP y Ciudadanos alcancen la mayoría absoluta– son algo más que un sueño húmedo de Francisco Marhuenda, estaríamos entonces ante la necesidad de un acuerdo entre Rajoy y Rivera. Sin duda, este acuerdo PP-Ciudadanos seria prácticamente el mismo que Rivera ha suscrito con los socialistas confesos, pero con la gran diferencia de que dejaría sin esperanza y sin representación parlamentaria a esos liberales y conservadores que Rajoy largó hace años del seno de su partido. Mientras el rajoyismo siga, la derecha liberal seguirá huérfana.

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