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José García Domínguez

La 'Diada' del neofascista Borghezio

Formó parte del sanguinario grupo terrorista Ordine Nuovo, el mismo que cometió la famosa masacre de Bolonia de 1980, en la que fueron asesinadas ochenta personas.

Formó parte del sanguinario grupo terrorista Ordine Nuovo, el mismo que cometió la famosa masacre de Bolonia de 1980, en la que fueron asesinadas ochenta personas.
Mario Borghezio | Fabio Visconti-Wikipedia

Hubo un tiempo, hace ya muchos años, tantos que más de la mitad de los separatistas que vagan hoy por Cataluña todavía no habían nacido, en el que a la Diada del 11 de septiembre íbamos todos los demócratas convictos de la demarcación. Por aquel entonces nos encontrábamos en la calle, pero al modo fraternal y festivo a diferencia de ahora, los que, nacionalistas o no, habíamos estado en el mismo lado de la barricada frente a la otra dictadura. Era un tiempo, aquel tan olvidado, en el que el significado del término catalanismo todavía quería remitir a un espacio de encuentro definido por un anhelo compartido de civilidad y tolerancia. Pero ha llovido mucho fango desde entonces. Y el pasado, como alguna vez dijo alguien que ahora no recuerdo, es otro país. En nuestro caso, un país no sólo distinto y distante sino absolutamente irreconocible. Al punto de que yo no soy capaz de imaginar qué cara pondrían Gregorio López Raimundo, Antoni Gutiérrez Díaz, Joan Reventós, Ramon Trías Fargas o Jordi Solé Tura, que fueron algunos de los que solían portar la pancarta en aquellas primeras diadas de la Transición, si supiesen que en la del próximo martes el principal invitado internacional que participará en la marcha será un neofascista italiano, un tipo que formó parte del sanguinario grupo terrorista Ordine Nuovo, el mismo que cometió la famosa masacre de Bolonia de 1980, en la que fueron asesinadas ochenta personas.

Se trata de un tal Mario Borghezio, ahora eurodiputado de la Liga de Salvini, individuo que ya otra vez manchó el suelo de Cataluña con sus pisadas. Fue durante la jornada del golpe, el 1 de octubre pasado, cuando acudió a Barcelona pagado por la Generalitat para ejercer fantasmales funciones de observador, encargo remunerado que le hizo el ahora recluso Raúl Romeva. Está claro, por lo demás, que los separatistas quieren subir la apuesta. Porque si la gran estrella de la romería del año pasado fue un simple pistolero vasco del montón, el siempre primario Arnaldo Otegui, su sucesor, ese Borghezio, presenta un currículum de psicópata violento mucho más polifacético. Así, sépase que el convidado de honor de los catalanistas en la fiesta que ellos llaman nacional resulta ser el mismo sujeto que, tras el asesinato de decenas de jóvenes socialistas en Noruega a manos de un desequilibrado de filiación nazi, declaró que el autor del crimen tenía, textual, "unas ideas excelentes". Nadie se extrañe, pues, de que ese amigo personal de Puigdemont (acudió raudo a visitarlo en Bélgica tras la huida de Barcelona) también posea otra ficha policial por haber propinado una brutal paliza a un niño marroquí de 12 años en 1993, agresión xenófoba a consecuencia de la cual sería condenado a pagar una multa de 750.000 liras.

El filocatalanista Borgherzio, entre paliza y atentado, también encontró tiempo para manifestar ante la prensa su rendida admiración por uno de los principales genocidas de la guerra de Yugoslavia condenado por el Tribunal Penal Internacional, el serbio Ralcom Mladic, al que felicitó por haber llevado a cabo la matanza de Srebrenica, ya que, también textual, "había limpiado Europa de musulmanes". Con ese expediente, casi lo de menos es que el interlocutor fraternal de Puigdemont también fuera multado, esta vez con 50.000 euros, tras insultar y amenazar a una ministra italiana por ser negra. Su última hazaña conocida, en fin, fue el intento de quemar viva a una familia de gitanos mientras dormía en una caravana. Homicidio frustrado que le saldría por un precio razonablemente barato: dos meses y veinte días de prisión conmutables por una multa, la enésima, de 3.040 euros. He ahí el gran amigo de los separatistas catalanes. Pero, eso sí, los fascistas son los españoles. O si no que se lo pregunten a Torra.

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