Los números no son fascistas ni antifascistas. Y esos números indican de modo estadísticamente indiscutible que existe una correlación positiva entre inmigración y delincuencia.
Los chicos y chicas que han acampado en el centro de Barcelona son la vanguardia de proceso separatista, los niños bonitos de Puigdemont, Torra y Junqueras.
La cúspide del sistema universitario catalán está constituida por solemnes comisarios que velan por la estricta observancia de los preceptos hispanófobos.