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Sergio Brabezo

El populismo invade la Moncloa

Antes del desembarco de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la Moncloa, los madrileños ya habíamos padecido otro Gobierno populista: el de Manuela Carmena.

Antes del desembarco de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en la Moncloa, los madrileños ya habíamos padecido otro Gobierno populista: el de Manuela Carmena.
Primer plano de la exalcaldesa de Madrid Manuela Carmena | EFE

Antes del desembarco de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y las tres vicepresidentas en la Moncloa, los madrileños ya habíamos padecido otro Gobierno populista apoyado por socialistas y comunistas: el del Ayuntamiento de Madrid. Ahora, todos los españoles están sufriendo las tácticas que Manuela Carmena usó en la capital; pero esta vez las padecemos multiplicadas por la fuerza ministerial y extendidas por todo el territorio nacional.

Debido a mi experiencia en la oposición a Carmena, conozco bien las consecuencias de aplicar esta clase de políticas populistas. A modo de ejemplo, citaré algunos sucesos que se pretenden olvidar, como la intervención de las cuentas municipales por parte del Ministerio de Hacienda por superar el techo de gasto, la ausencia de la alcaldesa –de visita en París– durante la protesta callejera que incendió Lavapiés durante tres días o el récord de imputados en la historia del Gobierno de la ciudad.

Pero la pregunta es: ¿cómo pudieron Carmena y los suyos irse de rositas? Ni más ni menos que gracias a la misma política de propaganda que pretenden aplicar ahora Sánchez e Iglesias, y que se articula en tres ejes.

1. Medios afines. Lo primero es tener medios de comunicación adictos, para lo cual Carmena no dudó en crear su Radio Carmena y en señalar a periodistas que no le bailaban el agua. A Sánchez, por ejemplo, no le ha temblado la mano a la hora de colocar a dedo a Rosa María Mateo al frente de Radiotelevisión Española, y por primera vez en la historia Otegui, un condenado por terrorismo, fue entrevistado en lo que no fue sino una terrible acción de blanqueamiento.

2. Contrapropaganda. Aquí destaca la acción en redes sociales. Carmena aumentó el gasto en publicidad y propaganda un 235% para acallar críticas. La exalcaldesa hacía gala de ser la cabeza visible de un Gobierno ecologista y sostenible, pero pocos recuerdan que incumplió todos los años los límites de contaminación. Por su parte, Sánchez prefiere alentar debates estériles o amenazar a los madrileños con subirles los impuestos antes que dar explicaciones por los casi 700 millones de euros robados en el caso de los ERE o por el acuerdo entre Bildu y PSOE en Navarra.

3. Acción a pie de calle. Se trata de hacer populismo a pie de calle y regar con dinero o puestos públicos a asociaciones, entidades y gremios. Es conocido el discurso de Íñigo Errejón en el que afirmaba la importancia de organizar "estructuras económicas de resistencia" que sirvieran de refugio para los miembros del partido cuando perdieran sus posiciones institucionales. Hoy, el Gobierno de Sánchez ficha activistas en vez de gestores y el frentismo y la política de bloques se traslada a la plaza pública.

El Gobierno de PSOE y Podemos hará un gran trabajo propagandístico, y no hay que subestimarlo. Creer que los de Pablo Iglesias son unos indocumentados es un error. Son expertos en gestión del poder, y Sánchez adora el poder. Por ello, los partidos constitucionalistas debemos estar a la altura para arrojar luz sobre sus pactos oscuros, alertar de los despropósitos y frenar cualquier daño a nuestro país que pudiera resultar irreparable.

Ciudadanos demostró durante la era Carmena que era posible frenar el populismo haciendo una oposición leal pero firme e incansable. Y lo hicimos desde nuestras convicciones políticas, señalando los errores y proponiendo soluciones que beneficiasen a los ciudadanos. Por eso es más necesario que nunca un partido con sentido de Estado como Ciudadanos. Y también es necesario recordar la frase de Edmund Burke:

Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.


Sergio Brabezo, diputado por Ciudadanos en la Asamblea de Madrid.

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